En los próximos días, el Ejecutivo enviará al Concejo Municipal el mecanismo financiero por el que solicita la autorización para endeudarse con el gobierno provincial por 54 millones de dólares y emitir un bono por 146 millones de dólares teniendo como operador al Banco Municipal. Será el segundo intento que hace la intendenta Mónica Fein ante el Palacio Vasallo tras el fracaso de diciembre último.

Inicialmente, entre las seis ordenanzas que había remitido la Secretaría de Hacienda, la solicitud de deuda a colocar en el mercado internacional por 200 millones de dólares establecía que un 60 por ciento era para obras, un 27 por ciento para la reestructuración del pasivo municipal, 10 por ciento para la capitalización del Banco Municipal y un 3 por ciento para el proceso de modernización del Estado local.

En esta segunda propuesta que ya anunció Fein en el discurso de apertura de las sesiones 2017 del Concejo, la operatoria será distinta. Con el objetivo de tomar endeudamiento internacional en dólares, el Ejecutivo necesita reestructurar su deuda para acceder a la emisión de bonos.

En concreto, 54 millones de dólares (unos 800 millones de pesos) los aportará la provincia con un plazo de cancelación hasta diciembre de 2019.

Serán 30 cuotas por este monto que, según explicaron fuentes del oficialismo, tendrán una previsión en los próximos presupuestos y la expectativa de un régimen de compensación con las acreencias que el municipio tiene pendiente con el tesoro provincial. Entre ellas, el reclamo por coparticipación pendiente desde 2005 y un porcentaje de fondos por el fallo de la Corte Suprema de la Nación que favoreció a Santa Fe ante los reclamos de aportes de la Ansés y el fondo de autofinanciamiento de la Afip, que rondan los 40 mil millones de pesos, de los cuales 1.700 son exigibles por parte del Palacio de los Leones.

De autorizarse esta operación simultánea entre la reestructuración del pasivo municipal con fondos provinciales y la chance de emitir un titulo público colocado en el exterior (y un porcentaje en el mercado local), se sabrá al detalle el listado de obras públicas que serán financiadas por este mecanismo.

Entre los proyectos figuran el pavimento definitivo de centenares de cuadras, la jerarquización de los centros comerciales a cielo abierto barriales, la puesta en marcha de la línea de trolebús I y su conexión con la M y el proyecto Bajos del Saladillo.

En cuanto a los 54 millones de dólares de deuda municipal, en un gran mayoría corresponden al pago de certificado de servicios por la recolección de residuos y relleno sanitario, además de distintas obras.

Para asumir los pagos, el municipio tomó deuda de hasta un 32 por ciento y actualmente ronda el 24 por ciento. El desfasaje entre ingresos y gastos fue una balanza difícil de equilibrar con la recaudación por los tributos municipales. La tasa general de inmuebles (TGI) nunca cubrió la totalidad de la higiene urbana.

Una parte del dinero que se obtendrá por la emisión de los bonos será destinado a 850 cuadras de pavimento a nivel definitivo, con intervenciones hacia unos 20 barrios a partir del macrocentro.

Se recambiará la iluminación LED en los parques Alem, Yrigoyen e Independencia, además de los ingresos a la ciudad. Además entre las arterias propuestas en el mensaje del Ejecutivo figuran tramos de Sorrento, Carrasco, Provincias Unidas, Alberdi, Pellegrini, 27 de Febrero, Oroño, Arijón, Ayacucho, Del Rosario y San Martín.

En cuanto al "fortalecimiento" de los centros comerciales a cielo abierto, se incluyeron Fisherton, Empalme Graneros, Mendoza, Ayacucho, San Luis, Industrial, Belgrano, Arijón, San Martín, Cafferata, Echesortu Oeste y Tiro Suizo.

Respecto del transporte urbano de pasajeros, se priorizará la puesta en marcha de las líneas de trolebuses M (para unir San Martín y Muñoz a la altura de la estación de trenes Rosario Sur hasta el macrocentro) e I (desde plaza Alberdi a la Terminal de Omnibus).

El proyecto de mayor impacto urbano y social será la recuperación de los Bajos del Saladillo (estimado en unos 50 millones de dólares), que incluirá la creación de un nuevo parque en la desembocadura del arroyo Saladillo, viviendas y saneamiento del brazo seco como espacio recrerativo. En definitiva, un mejoramiento que alcanzará a alrededor de 1.500 rosarinos que habitan en este sector de la zona sur.