Seguínos en las Redes
  • Subsidios al transporte: ¿federalismo o centralismo?

11:49:56 26/07/2015

Proponen que haya mediación entre empresarios de la noche y vecinos

El oficialismo en el Concejo pretende incorporar la figura de la mediación entre empresarios de la noche y vecinos como requisito previo a la habilitación de nuevos espacios de diversión. De no haber acuerdo sobre obras a encarar y medidas a adoptar para garantizar una buena convivencia, se abriría el registro de oposición para que los linderos puedan frenar la iniciativa si juntan una determinada cantidad de firmas en contra, como ocurre en la actualidad. La iniciativa es parte de las modificaciones que el Frente Progresista apuesta a sumar en la regulación de la movida nocturna de Rosario.

Un borrador del proyecto ya fue presentado por la edila radical María Eugenia Schmuck en la comisión de Gobierno del Concejo. En principio fue elaborado dentro de un marco más amplio para ser aplicado para una veintena de bares culturales que funcionan en la ciudad.

"Pero si termina siendo una experiencia exitosa, pensamos replicarla para todos los emprendimientos de la noche", precisó la reelecta concejala de la Unión Cívica Radical.

Para Schmuck, "la mediación es una herramienta muy útil que permitiría sentar a una misma mesa a todos los actores de la noche, empresarios, vecinos y al Estado municipal, para que cada uno exponga su posición y se pueda llegar a un acuerdo que sea beneficioso para todos".

"En muchos casos —siguió— puede no haber suficiente información de parte de los vecinos de lo que se busca abrir, o los empresarios no saben bien cuáles son las preocupaciones de los vecinos. Tal vez escuchándose las partes, se puede evitar el conflicto".

De acuerdo a la iniciativa, en la mediación participarán "un representante del titular del local solicitante, un representante de la Municipalidad, y los vecinos cuyas residencias se encuentran dentro de los 50 metros lineales a ambos lados, frente y contrafrente de los deslindes parcelarios al local".

La instancia de diálogo entre las partes "tendrá como fin indagar en las causas de oposición y determinar si las mismas pueden ser solucionadas por el titular del local". De aprobarse la sugerencia, tendrá lugar dentro de los 7 días hábiles posteriores a la oposición manifestada por los vecinos.

Según el texto del proyecto, "transcurridos 90 días de la mediación, se realizará una nueva reunión para certificar que todo lo acordado en la mediación se haya llevado adelante correctamente".

En caso de fracasar la instancia de mediación, se abrirá el registro de oposición establecido por la normativa vigente. Allí, según el rubro que se busca habilitar, los vecinos del entorno deberán juntar un porcentaje del total de firmas para evitar la apertura del local, que va del 33 al 50 por ciento.

La propuesta de Schmuck es parte de un paquete de reformas que el Frente Progresista aspira a sancionar para reformar la regulación de la noche rosarina, sancionada en el año 2001.

Esta semana se conoció que el Ejecutivo avala otra idea de la UCR, que ya se aplica en la ciudad de Santa Fe, donde gobierna el radicalismo: cortar el suministro de alcohol durante la última hora de funcionamiento de los boliches para bajar los decibeles de los jóvenes a la salida del local.

En paralelo, el secretario de Control, Pablo Seghezzo, instó a los ediles a debatir en lo que resta del año, superada ya la competencia electoral municipal, los cambios en la ordenanza de espectáculos públicos.

El funcionario aclaró que la gestión que lidera Mónica Fein no avala la idea de modificar el horario de cierre de los boliches (5.30). Y tampoco comulga con la propuesta de radicar en una misma zona todos los boliches de la ciudad, algo alejados de zonas residenciales ya que eso implicaría instalar "guetos" para los jóvenes.

En cambio, el municipio está de acuerdo con el criterio de simplificar los rubros a habilitar, para evitar además que haya tergiversaciones, como denuncian con frecuencia los vecinos.

Sin embargo, el propio Seghezzo advirtió que no adhiere a la posición de reducir las categorías a los espacios donde se baila y aquellos donde el público está sentado. Para el titular de Control, esa mirada es reduccionista.

Fomentan un régimen especial para los bares culturales locales

La incorporación de la mediación para la noche rosarina, entre empresarios del rubro y vecinos linderos, forma parte de una propuesta de reforma a la ordenanza de espectáculos públicos. El proyecto busca crear un régimen especial para los denominados bares culturales, flexibilizando exigencias para su habilitación y promoviendo la difusión de expresiones artísticas locales.

De acuerdo a la iniciativa presentada por la concejala radical María Eugenia Schmuck, el beneficio recaerá en "todo local en el que se realicen manifestaciones artísticas, sociales y educativas y cuyo objetivo principal sea la difusión con participación real y directa de artistas, educadores y público en general".

Se trata de aquellos locales que funcionan como bares convencionales durante el día y a la noche ofrecen algún espectáculo cultural a menor escala que las salas tradicionales de la ciudad. Schmuck estimó que son al menos 20 los bares culturales que hay actualmente en Rosario.

Según el texto, "las actividades deberán ser como mínimo 8 mensuales, y el 25 por ciento deberán ser gratuitas. Las actividades deberán ser presentadas a la Secretaría de Cultura, que deberá publicar las actividades en su página web".

Los titulares de los establecimientos que quieran acceder a este rubro deberán registrarse en la Secretaria de Cultura y tramitar la habilitación. Y el municipio extenderá a los establecimientos una constancia de registración como establecimientos con programación artística, que tendrá una vigencia de 5 años.

Los locales radicados en este rubro estarán exentos de pagar el Derecho de Registro e Inspección mientras dure la habilitación. Además, tendrán derecho de publicitar sus actividades dentro de su local y en la vidriera, y estarán exentos del pago de cualquier arancel por la difusión.

Fuente: La Capital