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12:23:38 28/10/2023

La falta de insumos y precios pone en jaque a los talleres mecánicos de Rosario

La falta de insumos y de precios de referencia que afecta a distintos sectores producto del cepo y la incertidumbre ante el dólar sacude a los talleres mecánicos del país y de Rosario, lo que genera inconvenientes en la compra de repuestos y retrasos en la entrega de los vehículos.

Lo que arrancó con los autos importados se trasladó a todo el parque automotor, ya que muchos insumos tienen igualmente componentes que no se fabrican en el país. Se retrasa el abastecimiento, no hay repuestos, los precios son aleatorios y especulativos y se enrarece la cotidianidad del sector.

A esto se suma la imposibilidad de acceder a insumos que han sido discontinuados. Y en el caso de los talleres independientes se suma un problema crucial: la falta de acceso a la información técnica y a las herramientas digitales originales, lo que los esclaviza frente a las terminales automotrices y a las concesionarias. Hay un proyecto de ley al respecto, y las entidades suscribieron a la Declaración de la Posición Global sobre el Derecho a la Reparación de los Vehículos, una suerte de manifiesto internacional para orientar a las legislaciones del mundo.

La primera luz de alarma la dio la empresa General Motors, cuando el 10 de octubre paralizó su planta de producción de Alvear por un problema en la cadena de suministro. Desde la firma explicaron que tenían problemas con varios proveedores y que se registraba un faltante de piezas importadas que hace imposible continuar el proceso de producción de los automóviles.

General Motors se sumó así a otras empresas automotrices que decidieron suspender temporalmente su producción, como Renault, Nissan, Stellantis y Volkswagen, que también argumentaron problemas de suministros de piezas o ajustes de stocks. No obstante, las otras reanudaron su producción después del último fin de semana largo. Como lo hará la automotriz local a partir de este lunes.

Pero en los talleres mecánicos el problema continúa, y el proceso que había comenzado después de la devaluación pos elecciones primarias se agudizó en octubre. Como ocurre en otros rubros, estos negocios no consiguen insumos y repuestos, y al perderse los precios de referencia, se cobran sumas exageradas. El resultado es que los autos pasan en el taller mucho más tiempo que el promedio histórico, porque hay que recorrer negocios en busca de precios que pueden duplicarse de un local a otro. A su vez, los proveedores viven también la incertidumbre de no saber cuánto cobrar porque no tienen certeza de a qué costo tendrá que reponer.

La disminución en la entrega de repuestos se empezó a evidenciar la última semana de septiembre, aunque ya se venía dando desde antes un problema con los vehículos importados. Pero después la crisis se generalizó y alcanzó también a los nacionales.

Es que, según fuentes del sector, el 70 % de los repuestos son importados, y el 30 % nacionales. Pero de estos últimos, una gran proporción tiene componentes que no se fabrican en el país, lo cual agrava la situación.

Salvador Lupo, presidente de la Federación Argentina de Asociaciones de Talleres de Reparación de Automotores y Afines, lo explica de esta manera: “Estamos ante un panorama de incertidumbre. No tenemos precio de reposición, y además está la restricción al ingreso de productos importados en dos sentidos: los que se hacen directamente afuera, como las centrales electrónicas, BCI (sistema de prevención de colisión trasera), BCH, y los que se hacen en el país pero que no se pueden fabricar porque también necesitan insumos importados”.

Asimismo, y como no hay precios de referencia, no saben cuánto va a salir los repuestos, o directamente no hay. “Antes de las Paso ya nos vendían repuestos con boleta abierta, algo que no podemos hacer; esto ahora cambió un poco pero igual estamos en una situación muy compleja. Los equipos de diagnóstico (scanners) los estamos comprando a dólar billete, que no es el oficial. Y la gente no sabe qué va a pasar”, dice Lupo. Y abunda: “Además, los distribuidores están vendiendo menos cantidad, podemos comprar 10 unidades y nos venden dos. Los repuesteros también están cuidando su quinta”.

Maximiliano Escobar, presidente de la Asociación de Talleres de Reparación del Automotor y Afines de Rosario, cuenta que el problema está en el precio de reposición, porque “venden un repuesto y no saben si mañana lo compran y a qué precio. Nosotros en los talleres compramos para reponer, no para stock, entonces estamos en el día a día viendo qué nos proveen”.

El otro problema que plantean los talleristas reside en la discontinuidad de los repuestos para autos que ya tienen algunos años.

"En Argentina tenemos un parque automotor de 15 años de antigüedad promedio, y empiezan a faltar insumos”, dice Escobar. Y Lupo ejemplifica: “Una central electrónica de un Fiat de 2006 o 2007 ya no existe, es muy complejo reemplazarla si no hay una igual. Lo mismo pasa con un Peugeot 207 del mismo año. Un BCI o un BCM (computadora de chasis, por sus siglas en inglés) no se consiguen. Y la mayoría de los autos es de esos años. Eso obliga a recorrer desarmaderos o buscar alternativas que ya se salen de los modelos originales”.

Por último, hay una problemática en la que ambos dirigentes ponen énfasis, porque es la que por estas horas más los afecta. Es la falta de acceso a la información técnica y a las herramientas digitales originales para poder hacer las reparaciones, ya que los sistemas son enteramente electrónicos y los talleristas independientes no pueden acceder a la conexión final porque las automotrices y las concesionarias no la proporcionan.

“No tenemos la posibilidad como en Europa o Estados Unidos de contar con herramientas digitales (software) y acceso a la información técnica (en red). Hoy en día uno cambia un repuesto, pero hay que reinicializarlo, para eso tenemos que hacer una telecarga online a fin de que el repuesto esté en funcionamiento, afirma Lupo. Pero como no accedemos a esa información, dependemos de un taller oficial o de una concesionaria, porque se requiere una conexión entre el auto, el scanner y la nube de la terminal. Eso que se llama telecarga online, como no nos la proporcionan, hacemos el trabajo y luego no podemos terminarlo, con lo que caemos sí o sí en una terminal automotriz, una concesionaria o un taller oficial. Es una política de las terminales, con la que estamos renegando desde hace más de 15 o 20 años. Entonces, tenemos que derivar un auto”.

Los talleristas argentinos, a través de sus entidades representativas, elaboraron un proyecto de ley, junto con el senador nacional por Santa Fe Dionisio Scarpín, para lograr una regulación, pero aseguran que todavía esa norma no ha sido discutida. También participaron y adhieren a un proyecto llamado Autocare. Se trata de la Declaración de la Posición Global sobre el Derecho a la Reparación de los Vehículos, a la que suscriben entidades de distintas partes del mundo. Además de un diagnóstico de situación, allí establecen pautas para el acceso igualitario y en tiempo real a la información, telemática, "paso y disponibilidad", términos de suscripción, precio de mercado justo, responsabilidad, resolución de disputas y cumplimiento, "circunvención", "operacionalización" y transparencia.

Escobar sintetiza el problema de esta forma: “En Argentina hay 15 millones de vehículos, y 1.500 concesionarias y estaciones oficiales. Como no dan abasto con la demanda, limitan la información. La ley de tránsito nacional obliga a los talleristas a hacer las reparaciones con los valores, la información y el manual de procedimiento de fábrica, y la fábrica no la entrega al taller”. Y Lupo cierra: “Los talleres independientes somos empresas lícitas, y necesitamos igualdad de condiciones a la hora de hacer una reparación respecto de un concesionario. Hay organizaciones mundiales que están pidiendo lo mismo. Las terminales están haciendo un sistema para manejar todo y monopolizar el mercado de posventa. Como es todo electrónico y programable, se nos hace cada vez más difícil hacer la reparación. Nos están sacando del mercado con la tecnología. No es que no sepamos hacer el trabajo, pero no tenemos acceso a la información”, remata.

 

Fuente: La Capital