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19:04:58 02/07/2023

Elaboran un método para detectar la contaminación del arroyo Ludueña

El arroyo Ludueña, en su historial reciente, acumula residuos, desechos y debates sobre cómo puede solucionarse la contaminación que lo afecta. El curso de agua quedó en el centro del debate hace unas semanas por la aparición, nuevamente, de cientos de botellas flotando en la cuenca baja, a la altura del puente Sorrento, que puso de manifiesto el nivel de contaminación de las aguas. Es por eso que equipos técnicos del Ministerio de Ambiente de la provincia están confeccionando un mapa que incluya puntos relevantes para que las evaluaciones ambientales, de ahora en más, sean integrales y puedan determinarse concretamente los orígenes de la contaminación y cómo abordar los problemas de fondo. El recurso lo empezaron desde cero para conocer la historia de la cuenca y de las empresas que se fueron ubicando en la zona, e incluyeron loteos, fábricas, rellenos sanitarios, basurales y microbasurales, además de puntos específicos donde se tomaron muestras del agua.

Empezaron con la red de canales para dilucidar desde dónde puede llegar la contaminación y las actuaciones del Ministerio, las empresas y los loteos que se ubican en las márgenes, además de sus estados de situación. Para eso, tuvieron que recurrir a archivos y expedientes para conocer las presentaciones que habían hecho los loteos sobre los manejos de sus efluentes, si tenían plantas de tratamiento, biodigestores o pozos sépticos.

La georreferenciación, comentó el subdirector provincial de Gestión Integral de Residuos Sólidos Urbanos (Girsu), Lautaro Lescano, se comenzó a hacer para empezar a analizar el conjunto del arroyo Ludueña y concentrar toda la información que hay sobre el curso de agua en una herramienta visual que ayude a los evaluadores ambientales del ministerio a observar de manera integral las causas de la contaminación del arroyo.

La directora de Evaluación Ambiental de la provincia, Emilse Ríos, expresó: “Para evaluar el impacto de una industria hay que evaluar, también, el entorno. Con esta herramienta buscamos que el evaluador tenga todo el mapa disponible para saber qué posibles impactos pueden existir, aparte de la información que te aporta la industria o el loteo en cuestión”.

Para construir este recurso, se graficaron todos los canales aportantes a la cuenca del Ludueña y se va a sumar el mapeo de la red pluvial de Rosario, que tiene desembocadura en el mismo curso de agua. El plan es elaborar una bitácora visual y dinámica que pueda ir construyéndose en el tiempo y que trascienda las gestiones para tomar acciones. La meta: saber dónde se origina la contaminación.

El Ludueña, explicó Lescano, es un arroyo “alimentado básicamente a partir de lluvias que van escurriendo a partir de lo que es toda la cuenca para alimentar el cauce principal del arroyo”. Y completó: “La sumatoria de todos los análisis que se puedan hacer nos va a permitir llegar a tener mayor claridad para saber cuáles son los puntos conflictivos. La contaminación del arroyo Ludueña no es un microbasural específico o un camión atmosférico que vierte ilegalmente, sino la sumatoria de acciones que ocurren a lo largo de toda la cuenca”.

Toda la información que se genera va al mapa. Al respecto, Ríos dijo: “Analizamos el camino del agua y tomar una muestra es una foto del momento. El agua tiene un camino, entonces hay que saber qué es lo que contaminó o qué hace que la muestra esté contaminada en un punto determinado. Por eso necesitábamos este mapa para analizar”.

Toda esa información estaba, pero había que concentrarla: “Es un trabajo de hormiga. Se identifican los loteos, se buscan los expedientes y hay que buscar qué declararon en su momento”.

La escalada de desarrollos inmobiliarios, comerciales e industriales a la vera del arroyo Ludueña, lejos de los ejidos urbanos, supone una falta de servicios según consideró Ríos. Y, por consiguiente, una falta de acceso a cloacas o servicios de recolección de residuos. “Cada loteo que se quiere establecer en la provincia tiene que declarar qué va a hacer con sus efluentes cloacales a futuro”, detalló.

El Ludueña tiene “muchas fuentes de contaminación difusas”, comentó Lescano. Y Ríos sumó: “Los camiones atmosféricos son un caso, porque deberían descargar en los lugares habilitados por la provincia donde deben ir a descargar ahí, no tirarlos en cualquier lado o donde les quede cerca”. A lo que Lescano aportó: “Esa contaminación difusa producto de ese vuelco irregular es muy difícil de controlar”.

Los resultados de las primeras muestras que tomaron en el límite con Funes arrojaron niveles altos de efluentes cloacales, por lo que comenzaron a buscar las posibles fuentes de estos desechos. Lescano explicó: “Del canal del cual podría volcar el shopping (Fisherton Plaza) se tomaron distintas muestras. Lo que más se evidencia es la presencia de coliformes fecales, contaminación por efluentes cloacales en esa zona. Para saber si existía contaminación en ese canal, más allá de ver si era el shopping, el country o el aeropuerto (todos fueron haciendo sus presentaciones), se tomaron tres mediciones. Una muestra a la altura de la represa, una en el canal y otra a la altura del country”.

“No se encontraron coliformes a la altura de la represa, pero sí se encontraron en ese canal y posteriormente el volumen de coliformes fecales había bajado una vez que el curso se incorporaba al canal Ludueña producto de que, probablemente, ya se había diluido un poco esa contaminación”, agregó.

Los miembros del equipo técnico detallaron que, además, inspeccionan los rellenos sanitarios para relevar “el estado en el que se encuentran y cómo manejan sus lixiviados (líquidos que se producen por la descomposición de la materia orgánica que disponen), para saber si hay una contaminación del caudal a través de los distintos canales que alimentan al arroyo Ludueña”.

“Identificamos las posibles actividades que generan efluentes que pueden contaminar el arroyo para hacer un trabajo más integral. No es sólo la industria o los loteos, es todo. Y se tiene en cuenta para ver cómo podemos garantizar el menor impacto en el arroyo”, señalaron.

En el mapa también sumaron información sobre las acciones que fueron desarrollando: la clausura de una basural en Capitán Bermúdez, el retiro durante el año pasado de casi 600 toneladas de residuos en un sector que pasa por Fisherton y la toma de muestra con las que se avanzó en la causa contra el shopping Fisherton Plaza por volcar efluentes sin tratar al curso del Ludueña.

Lescano indicó que en el caso de la extracción de residuos, la actuación la hace el gobierno provincial “pero la responsabilidad de la gestión de los mismos y la erradicación de los minibasurales es municipal. Siempre que hacemos estas intervenciones, se notifica al municipio para mejorar la recolección de residuos y evitar que se repita”.

En este marco, la Municipalidad lleva adelante un programa para erradicar 80 minibasurales en distintos puntos de la ciudad. En lo que va del 2023 ya se erradicaron 35 puntos de arrojo que recibían distintos tipos de desperdicios de manera crónica, actividad que se complementó con propuestas educativas y de concientización para reforzar lo que se limpió en el terreno.

“Los minibasurales son dinámicos. Hay uno en un lugar que se erradica pero se vuelve a generar otro en otro lado”, admitió Lescano.

El ingeniero comentó que también están construyendo un registro histórico de la calidad del agua del arroyo Ludueña, un recurso para conocer la evolución del estado de la cuenca a través de los años.

Si bien hay registros, comentó que son puntuales o incompletos: “Hay mediciones que se hicieron, pero algunas son muy puntuales de ciertos hechos específicos y en otras no se registró el caudal que tenía el arroyo o qué temperatura había el día que se tomaron las muestras. Son cosas que influyen en los resultados que pueda tener esa medición, hay muchas condiciones que van afectando a los valores que puedas obtener el día que extraigas la muestra”.

“La información que vayamos volcando nos va a permitir que quien tenga que gestionar el día de mañana sepa en qué momento se extrajeron las muestras y qué parámetros había para poder comparar. Y de ahí, poder tomar acciones”, agregó. Ríos, por su parte, aportó que para conocer cómo evoluciona un curso de agua “hay que pensar a 20 o 30 años”.