En apenas un año, el presupuesto que destina el municipio para asistencia alimentaria creció 105%. Así lo indica un informe oficial que compara la inversión realizada en compra y distribución de alimentos entre mayo de 2022 y el mismo mes de 2023. Actualmente, el municipio destina unos 78 millones de pesos mensuales para abastecer a comedores propios y de organizaciones no gubernamentales.

"El presupuesto se incrementó por dos motivos: la suba del precio de los alimentos por la inflación, pero también por el aumento de la demanda, que se notó sobre todo este año", señala el secretario de Desarrollo Social del municipio, Nicolás Gianelloni.

De acuerdo a la última medición del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), la canasta básica alimentaria subió un 5,2% durante mayo. El costo de los alimentos necesarios para no caer en la indigencia creció a un ritmo menor que en abril, de todas formas acumuló un incremento de 47,4% en los primeros cinco meses del año, contra una inflación general del 42,2%.

Las consecuencias del aumento en el precio de los productos de primera necesidad y la caída del poder adquisitivo del salario se sienten con fuerza en los barrios más vulnerables de la ciudad, donde la demanda alimentaria se extiende no solo a hogares sin empleo o de ingresos informales, sino también a familias de trabajadores que no alcanzan a llegar a fin de mes.

En la ciudad, la asistencia alimentaria se organiza a través de tres canales: la ayuda directa a organizaciones no gubernamentales o instituciones comunitarias que sostienen comedores o merenderos, la red municipal de comedores de los Centros Cuidar y el programa de refuerzo alimentario que se desarrolla mediante un convenio con el Banco de Alimentos Rosario (BAR), una institución que lleva doce años trabajando para disminuir las cifras de desperdicio de alimentos y diversificando la entrega de productos que se reciben en los comedores.

En base al informe de la Secretaria de Desarrollo Social, actualmente se asiste a más de mil espacios o grupos comunitarios que sostienen servicios de comedor o merendero. Son organizaciones no gubernamentales o instituciones que reciben fondos para la consolidación de sus espacios.

La mayoría también asiste con programas de inclusión alimentaria y de participación ciudadana a través de la implementación de talleres sobre cuidados. En el último año, el presupuesto destinado a estos espacios creció el 61%.

Además, se amplió la red de Centros Cuidar municipales. Hoy hay más de 40 lugares donde se desarrolla el programa “Buen Provecho”, que está orientado a mejorar la situación nutricional de niñas y niños menores de 3 años y de los adultos mayores, y donde se garantiza el cumplimiento de tres comidas: desayuno, almuerzo y merienda.

"La dimensión alimentaria con los sectores más vulnerables se contempla para detectar, reducir, prevenir y revertir situaciones problemáticas vinculadas a la carencia o insuficiencia de alimentos, de conocimientos relativos a su elaboración y manipulación, entre otros aspectos", señala el informe y destaca que el programa incluye la entrega de módulos alimentarios (con leche) para las familias de los niños y niñas menores de 3 años.

La inversión en estos centros de cuidado se incrementó un 120 %. Además, como parte de un esfuerzo de la provincia, el municipio y el Concejo se reforzó el convenio con el BAR y se profundizó la asistencia a las instituciones que brindan servicios alimentarios gratuitos a la población más vulnerable de la ciudad.

En el último año, este programa es el que tuvo el mayor incremento, sumando un 175 % con relación al año anterior.