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20:02:26 13/05/2023

Incumplimientos demoran la escrituración de departamentos adquiridos por fideicomisos

"Los incumplimientos son sistemáticos", afirmó sin dudar el coordinador del Consejo Asesor de Defensa de la Vivienda Única e Inquilinos de la Oficina Municipal de Defensa de Consumidor, Ariel D' Orazio, al referirse a los plazos de entrega de las viviendas de fideicomisos como el estado en que se otorgan, lo que demora con creces las posibilidades de escrituración y de contar con servicios básicos fundamentales. Tanto es así que hay casos en los que los compradores llevan más de cuatro años sin regularizar la situación dominial y tener su escritura firmada.

Ciertamente, la problemática representa apenas el 10 por ciento de los reclamos en relación a la vivienda que el espacio recibe anualmente; sin embargo, en números absolutos, fueron en los últimos 12 meses unos 80 casos los que se atendieron en las oficinas de Córdoba 852.

Además, D' Orazio aclaró que esos mismos conflictos llegan a través de otro tipo de reclamos, como las quejas contra los administradores y, en ese sentido, señaló que "cada vez que tenemos una denuncia porque un problema de responsabilidad constructiva se traslada a las expensas de los habitantes del edificio, ese también es un problema de los fideicomisos".

Lo cierto es que las demoras en las entregas de los departamentos llegan a extenderse hasta los dos años por la falta, la mayoría de las veces, del final de obra por parte del municipio; lo que arrastra después las demoras en el resto de las tramitaciones, como escrituración, y la posibilidad de acceso a servicios.

Un caso emblemático es el de Carina Zarich, una mujer que a través de una firma transnacional de negocios inmobiliarios compró en junio de 2018 un departamento monoambiente en Maipú al 2300 y desde hace cinco años espera escriturarlo y lo tiene vacío, imposibilitada de alquilarlo, por fallas constructivas que tiene el edificio y que hicieron que los diferentes inquilinos que pasaron por la vivienda rescindieran el contrato antes de que se cumpliera el plazo establecido.

En apenas cinco años de uso, el departamento tuvo desde cerámicos levantados y humedad hasta graves problemas con la electricidad ya que, a casi cinco años de haber sido entregado, aún tiene luz de obra, además de balcones inundados y una terraza a la que sólo tiene acceso por ahora el administrador, Juan Pablo Maroni, que, a su vez, es el responsable del grupo Ocean SRL que se encargó de la construcción de la torre.

El coordinador del Consejo Asesor de Defensa de la Vivienda Única detalló que las faltas por parte de los fideicomisos van "desde los incumplimientos en los plazos de entrega y las ocupaciones sin final de obra, así como también la falta de servicios en forma adecuada y el traslado de la responsabilidad constructiva a los vecinos a través de las expensas".

Para ser claro, D' Orazio explicó que el final de obra que debe otorgar el municipio es el acta de nacimiento de una construcción y en tanto la escritura es el documento de identidad. "Cuando no hay final de obra, las viviendas no deberían estar habitadas porque la Municipalidad interpreta que no están en condiciones de ser habitadas, pero además eso otorga un marco sobre el período en que rige la garantía constructiva para el constructor de esa unidad y para el edificio en su conjunto", detalló.

Así, las demoras de entrega de las unidades que registran en la Oficina de Defensa del Consumidor alcanzan el año y a veces lo superan ampliamente a partir de la fecha que originalmente se había pactado. "Todo eso va retrasando el resto de las habilitaciones, y la gente llega a vivir años con luz de obra, lo que hace que ante cualquier problema eléctrico o reclamo que haya que hacer a la Empresa Provincial de la Energía (EPE) no sea reconocido por estar fuera de norma", indicó.

Sobre los argumentos de los fideicomisos, afirmó que "van variando con el tiempo", ya que además el problema lejos está de ser una novedad.

"Antes era la lluvia la que demoraba las obras, después fue que no conseguía personal o que no llegaban las inversiones esperadas, también cambios en las exigencias por parte del Estado o a veces incluso responsabilizaban a las empresas de servicios, como fue el gas muchas veces, apuntó. Pero la verdad es que para generar una venta muchas veces se promete lo que no se puede llegar a cumplir", dijo.

Para Carina y para su familia, la posibilidad de hacer una inversión en un fideicomiso, algo que pensaron y concretaron en base a sus ahorros en 2018 terminó siendo un proceso de casi cinco años que no logran cerrar, ya que aún no lograron escriturar la propiedad que al día de hoy no les reporta ninguna renta, ya que los problemas constructivos del departamento hicieron que en forma sistemática los inquilinos lo abandonaran antes de tiempo.

La familia concretó la operación de compra de un monoambiente ubicado en Maipú 2372 en junio de 2018 y lo hizo a través del Fideicomiso M2372, del que estaba a cargo Juan Pablo Maroni. Por esos días firmó un boleto de compra venta de la unidad que aún estaba en construcción a través del Grupo Ocean SRL, del que también Maroni figuraba como responsable en los papeles.

Ya con la posesión en 2019 y a tres años de esa firma, en 2021, Carina preguntó primero en la inmobiliaria y luego a una escribana a quien es derivada sobre las posibilidades de escriturar la unidad. “No tengo fecha de escrituración porque no me han traído los planos de mensura”, fue la respuesta que obtuvo.

Para ese entonces, Maroni, le informó que por diferentes motivos no se había logrado obtener el final de obra. Un año más tarde, en otra conversación, le dijeron que todo estaba "encaminado", sin embargo, a casi cinco años de haber hecho la compra, Carina aún no puede escriturar.

Ese no fue el único problema que atravesó la familia, ya que la rentabilidad que pretendía de la unidad a partir de sus ahorros tampoco fue tal, ya que los constantes problemas y fallas constructivas, y los consiguientes reclamos de los inquilinos, le hicieron caer más de un contrato de alquiler.

El departamento no sólo tiene cerámicos levantados y humedad que ingresa de la pared lindera, sino además un grave problema con la electricidad, ya que desde la toma de posesión en 2019, el edificio funciona con luz de obra y sin medidores por unidad, lo que provoca cortes y bajadas de tensión constantes, de hasta tres veces por noche, y quema artefactos eléctricos y electrónicos.

"Varios de los electricistas que concurrieron al edificio a solucionar problemas, coincidieron en que la instalación está mal hecha, que hay cables cruzados y faltantes", contó la mujer, que además agregó a esa situación un balcón inundado por caños de desagües tapados.

Harta de la situación, Carina consultó a una abogada y la Oficina de Obras Particulares del Distrito Centro, donde en un informe sobre el estado actual del edificio se halló que el final de obra está desde marzo de 2022. "Hace más de un año que hay final de obra y el trámite no avanza. ¿De quién es la responsabilidad, de Maroni, de la Municipalidad, de la provincia?", se preguntó, sin dejar de decir una y otra vez que fue estafada en su buena fe.

Quienes habitan el edificio arrastran por años reclamos contra la administración y así lo muestran en los mensajes que recabó.

El hecho es que a cinco años de haber hecho su inversión, la familia no tiene escritura. "El esfuerzo de ahorrar para invertir en una pequeña propiedad y obtener una renta se encuentra totalmente desvirtuado", indicó.

 

Fuente: La Capital