Seguínos en las Redes
  • Subsidios al transporte: ¿federalismo o centralismo?

20:25:10 07/05/2023

Denuncian prácticas extorsivas y violentas de los trapitos de Francia y Urquiza

La crónica situación de descontrol e inseguridad ciudadana que genera un grupo de trapitos que mantiene tomada desde hace años la cuadra de Francia entre Urquiza y Tucumán, frente al Hospital Provincial del Centenario, será planteada el martes en el Concejo Municipal por un grupo de vecinos y comerciantes de los barrios Pichincha y Agote. Denuncian que las extorsiones a pacientes, usuarios, personal del centro sanitario y comerciantes son moneda corriente y alcanzaron niveles preocupantes. “Si hay un Código de Convivencia, que lo apliquen”, exigieron.

“Trabajan 24-7, por turnos y hace años. Son integrantes de una familia, pero a veces vienen a cuidar el espacio personas que ni conocemos. El trasfondo de todo esto es la droga. Y como son violentos y extorsivos, la gente no quiere hablar por miedo a represalias. Imagínate que hace unos años pasaron en moto, los balearon y ellos también respondieron con armas”, indicaron con preocupación.

De esa forma, residentes de la zona de Francia y Urquiza describieron la actividad que despliega una "franquicia" de trapitos asentada hace años en el portal de ingreso a unos de los centros de salud más importantes y concurridos de la ciudad.

La problemática de los cuidacoches no es nueva y se viene planteando a escala en toda la ciudad. Pero en Agote y Pichincha, donde además hay un nivel de robos y arrebatos altísimo a cualquier hora y lugar, los vecinos están alterados porque no hay una solución a la vista.

En ese sentido, varios comerciantes consultados narraron múltiples situaciones de tensión. “Amenazan a los distribuidores cuando vienen a descargar, te exigen comida o algún servicio, siempre con violencia verbal, y dejan picando la represalia para que uno tenga miedo”.

“Acá hay tarifa fija, nada de «a voluntad». Si no les das lo que piden, la situación deriva en el apriete directo, con complicaciones. Más de una persona terminó, como mínimo, con el auto rayado o dañado. Es un descontrol, no se sabe quién los sostiene. El rumor es que hay narcomenudeo de por medio”, arriesgaron otros referentes del barrio que optaron por preservar su identidad, como la mayoría de los consultados.

Frente a ese panorama, vecinos autoconvocados de Agote y Pichincha  elevarán una nota a la comisión de Control, Convivencia y Seguridad Ciudadana del Concejo Municipal con la adhesión de unas 300 firmas de vecinos, comerciantes y usuarios del Hospital Provincial.

“Nos encontramos en permanente conflicto con los denominados trapitos de la zona. Estas personas ejercen violencia verbal y a veces física sobre quienes vivimos cerca del efector, así como también hacia las personas que, por motivos de trabajo o salud, frecuentan Francia al 400 y alrededores”, plantearon.

Y describieron lo que ocurre sistemáticamente. “Para cuidar los autos, la mayoría de las veces exigen un monto preestablecido; cuando alguien se niega no le permiten estacionar en el espacio disponible o, lo que es peor, le rayan el auto o le pinchan las cubiertas”.

En el barrio, los habitantes también marcaron que los trapitos ocupan y ensucian las veredas, que luego propios frentistas deben limpiar cuando se retiran. “Suelen hacer fuego, amontonar basura y orinar. Todo a la vista de las autoridades de control que no realizan ninguna tarea de sanción o disuasión de estas conductas extorsivas y amenazantes que enfrentamos día a día”.

Peor aún, cuentan que muchas veces esas personas “manifiestan saber nuestros horarios como una razón más para temerles. No tenemos derecho a dejar nuestros vehículos frente a nuestras viviendas si no pagamos el canon que ellos consideran apropiado”.

Según la recopilación de los vecinos, a los trabajadores del hospital se les propone pagar un abono mensual para garantizarles un lugar para estacionar, lo que garantiza que no les suceda nada a los autos.

“Pedimos ayuda porque queremos el barrio libre de estas personas que, lejos de querer tener ingresos de forma honesta, constituyen una mafia que tiene atemorizados a todos los habitantes de la zona”, concluye el petitorio.

Una de las firmantes razonó: “Sabemos que también hay gente buena que se gana la vida honestamente. Solicitamos que para esas personas se abra un registro de cuidacoches, que estén identificadas con nombre, apellido, horarios. Y que haya controles. Si en la ciudad existe un Código de Convivencia, entonces que se aplique”.

Un comerciante contó una situación insólita que vivió un proveedor suyo al acercarse para descargar mercadería en la zona de Francia y Urquiza: “Este hombre estacionó unos minutos para descargar mercadería, los trapitos le dijeron que tenía que pagar y se negó al decirles que estaba trabajando, aunque tuvo que correr la camioneta unos metros. La dejó en un lugar prohibido, creo que frente a una cochera, llegaron los inspectores y le labraron la multa. Se los quería comer crudos a los de la Municipalidad. Es increíble”.

Los vecinos también están preocupados por una cuestión ligada a la movida nocturna de Pichincha. “Hay dos prostíbulos o casas de citas, uno en Catamarca entre Francia y Suipacha donde el 5 de marzo una persona en moto efectuó disparos por debajo de la puerta. Y otro por Tucumán a la misma altura, donde vaciaron un cargador 9 milímetros. Estamos todos en riesgo en una zona que debería tener control y patrullaje policial”, insistieron.

Los vecinos de Agote y Pichincha también expresarán ante la comisión de Control, Convivencia y Seguridad Ciudadana del Concejo Municipal el próximo martes los “numerosos problemas” que acarrea el movimiento externo a un boliche ubicado en Francia y Brown.

“Todos los fines de semana observamos desmanes entre los asistentes a la entrada y a la salida. Estas personas orinan y vomitan en nuestras veredas, y en las puertas de nuestras casas, tiran vasos y botellas, se pelean en las esquinas y pasan gritando por nuestras ventanas, tocando bocina al ritmo de la música a alto volumen en sus autos”, se quejaron los vecinos.

Destacaron que la mayoría de los vehículos que se retiran de la zona “lo hacen con conductores completamente alcoholizados, que han chocado autos estacionados o arrancan espejos, dándose a la fuga amparándose en el inexistente control estatal".

 

Fuente: La Capital