"Es el robo más grande que hemos tenido en 20 años", aseguró uno de los sepultureros del cementerio La Piedad, ubicado en el sudoeste de Rosario, donde los robos y actos vandálicos en ese lugar son cada vez más elocuentes. El empleado consignó que en estos últimos tiempos, los destrozos y hurtos de diferentes elementos son "cosa de todos los días". De acuerdo a un inventario realizado por los propios trabajadores, se llevaron alrededor de dos toneladas de bronce que estaban guardadas en bolsas dentro de un cuarto ante eventuales reclamos de quienes visitan los restos de sus familiares.

Pablo Montagna es delegado del Sindicato de Trabajadores Municipales de Rosario y trabaja desde hace 20 años como sepulturero de la necrópolis ubicada en 27 de Febrero y Provincias Unidas. Afirmó que el panorama es "desolador" con respecto a la libertad con la que deambulan los delincuentes durante la noche para delinquir y destrozar a su antojo lo que encuentran en el camino.

"Sin dudas, es el robo más importante que hemos tenido porque hay compañeros con 30 años de antigüedad que no habían vivido nunca todo esto; yo estoy hace 20 años y nunca viví algo así", lamentó apesadumbrado por el escenario con el que se encuentran todos los días cada vez que llegan al cementerio.

Si bien el robo de metales no es novedad en el cementerio, la crisis económica y social incrementó los niveles de agresividad y delincuencia a la hora de barrer con todo lo que se encuentra en el camino y a un horario que no hay personal de seguridad.

En ese contexto, precisó: "Esta última semana fue cosa de todos los días; se llevaron materiales de trabajo y uniformes de la sala de sepultureros y destrozaron todo lo que encontraron; robaron placas y rompieron mármoles de los nichos, roturas de todo tipo".

"En un cálculo de las placas que vamos recolectando del piso por si alguna familia reclama, calculamos que se llevaron alrededor de 2 mil kilos entre placas, cristos y jardineras (donde se colocan las flores). Es tremendo, no solo el robo sino el vandalismo y desastre que quedó en el cementerio", aseguró.

"La verdad que el panorama es desolador porque al no haber policía, ingresan todas las noches y hasta cortaron el candado del portón central, por lo que estimamos que salieron caminando", añadió.

Según comentó, todo esto ocurre porque durante la noche no hay presencia de fuerzas de seguridad capaces de evitar esta clase de robos y actos vandálicos.

"Llevamos adelante diferentes reuniones con las Secretarías de Ambiente y Espacio Público y de Gobierno municipales. En esos espacios se proyectó elevar tapiales y realizar enrejados, pero la clave es la presencia policial, por eso la libertad con la que se mueven los delincuentes", sostuvo Montagna.

Entre todos los desmanes provocados durante la noche, desde el cementerio agregaron que el personal de limpieza y mantenimiento de la necrópolis "tampoco puede deambular por los pasillos porque pasan estos delincuentes con las placas debajo de los brazos y sufre amenazas".

"Estamos cansados de pedir seguridad porque lo único que queremos es poder trabajar tranquilos. Y cada vez que venimos a trabajar nos encontramos con un destrozo nuevo, de ahí la impotencia que nos da", concluyó.