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11:45:46 23/01/2023

Por el impacto de la ola de calor, suspenden la línea Q y su futuro es un enigma

El verano se sigue cobrando víctimas en el sistema de transporte público de Rosario. Esta vez, obligó a levantar el funcionamiento de la Q, revelando una mala decisión en la compra de unidades y poniendo en duda el futuro de la segunda línea de troles. Con la ola de calor los 12 coches adquiridos en 2017 a Rusia sufrían el recalentamiento de las baterías y el servicio se vio interrumpido prácticamente todos los días durante las últimas dos semanas. La línea será reemplazada por un refuerzo de la 127 y la K.

Ante el aumento de las temperaturas, cerca de las 11 de la mañana las baterías de los troles se ponen en modo protección, lo que baja la velocidad del coche a unos 10 kilómetros por hora, y hasta las 18 no pueden recuperarse. El problema lo tienen cuando las unidades están desenganchadas de las catenarias y funcionando con autonomía. Si bien el problema se presentó de forma leve en años anteriores, este verano se profundizó porque las baterías, cuya vida útil era de 8 años según los fabricantes, sufrieron un gran desgaste en estos 5 años y ya no dan abasto. Esta circunstancia lo convirtió en un servicio muy impredecible.

Como agravamiento, la fábrica rusa Trolza cerró en 2020, dejando a la empresa estatal sin servicio técnico oficial. Todo lo que se intentó buscar desde Rosario como medidas de refrigeración no surtió efectos, por lo cual desde el municipio creen que en temporada de temperaturas altas va a ser muy difícil que pueda continuar el servicio. La idea original era que cuando baje un poco el termómetro, ante el comienzo de clases en la universidad, la Q retome sus tareas habituales. Pero todo será sometido a evaluaciones.

En tanto, fuentes oficiales argumentaron que el 127 hace un recorrido muy similar, con la diferencia de que no llega a la Siberia. Pero teniendo en cuenta que en la etapa de más calor es justamente cuando no hay clases, entienden que la modificación no va a representar una complejidad muy grande para los pasajeros, porque no es mucha gente que va desde el sudoeste al Centro Universitario Rosario en verano. En tal caso, comentaron, los que quieran llegar al centro pueden tomar el 127, y si necesitan hacer el trayecto hacia la zona de Riobamba y Berutti pueden hacer trasbordo con la K.

Los 10 coches operativos (había dos en reserva) van a pasar a la K, reemplazando a las unidades que son muy antiguas, porque con catenarias los troles rusos pueden funcionar normalmente. Incluso tienen la ventaja de poder desengancharse y desviar en el corte de San Juan y San Martín, que está en obras, por lo cual ese tramo de cuatro cuadras lo pueden hacer con autonomía y retomar empalmados a la línea eléctrica.

Desde el Ejecutivo pusieron algunos reparos sobre el futuro de la línea. Dicen que el plan es levantarla y suplantarla solo durante el verano, y recuperarla cuando baje la temperatura.

Pero al mismo tiempo, deslizaron que la línea Q actualmente casi no estaba subiendo pasajeros, más allá de la poca previsibilidad que tenía. Este dato más el pase de los coches a la K como reemplazo de los viejos siembra un manto de duda sobre el futuro de la línea de troles. Por ahora, la respuesta oficial es que lo evaluarán cuando vuelvan las clases.

Está claro que se compró un servicio más pensado para Rusia que para Rosario. Preparado para un clima gélido y no para la pampa húmeda argentina. De hecho, la llegada de los troles rusos tiene su pequeña historia.

En mayo de 2014 la intendenta Mónica Fein envió una comitiva a Rusia para visitar la fábrica Trolza en las ciudades de Sarátov y San Petesburgo con el objetivo de comprar nuevas unidades de troles y así crear la línea Q. La delegación oficial de Rosario estuvo encabezada por la entonces subsecretaria de Movilidad y Seguridad Vial, Mónica Alvarado, quien quería instalar una nueva línea de trolebuses sin la necesidad de hacer un nuevo tendido de cables.

Entre otros, también la acompañaron el presidente de la comisión de Servicios Públicos del Concejo, Carlos Comi (actualmente ocupa un alto cargo en el Ente de Coordinación Metropolitana Rosario); y la gerenta del Ente de la Movilidad, Eva Jokanovich, que en diciembre de 2019 fue nombrada por el intendente Pablo Javkin como secretaria de Movilidad, pero en febrero de 2022 renunció en medio de la grave crisis del transporte diciendo que se iba a cursar “una maestría” a España.

Por entonces, luego de evaluar otras alternativas más cercanas, en Córdoba, Mendoza y Brasil, la Municipalidad se decidió por los coches rusos. Así, llamó a licitación y la única empresa que finalmente presentó oferta fue la empresa rusa Trolza. En su momento, el gobierno municipal presentó los troles rusos como “unidades de vanguardia” y justamente resaltaba la “tecnología” de sus baterías: “Le dan una autonomía para operar largas distancias, alcanzando una independencia de hasta 20 kilómetros. Así, las unidades funcionarán sin catenarias hasta avenida Francia y Arijón. Otro de los beneficios con los que cuenta es su durabilidad, ya que supera la vida útil de los autobuses diésel”.

En julio de 2017 se puso en marcha la línea Q para unir la zona sudoeste con el centro y la Ciudad Universitaria con “un sistema sustentable y amigable con el medio ambiente”, según promocionó el municipio. Cinco años después, la línea Q tiene que salir de circulación porque sus baterías no se adaptan al calor de Rosario y la empresa rusa Trolza, a la cual la Municipalidad le compró las unidades y garantizaba el servicio posventa, cerró y no hay proveedor de los repuestos.