El arzobispo de Rosario, Eduardo Martín, instó a “bajar los decibeles de la agresividad” política tras el atentado que sufrió la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner cuando regresaba a su casa, y remarcó que “hay que entender que salimos juntos adelante o nos condenamos por egoístas”.

La máxima autoridad de la Iglesia Católica en Rosario realizó un análisis sobre el intento de asesinato de la vicepresidenta ocurrido en el barrio porteño de Recoleta.

El obispo se sumó a la lista de referentes de distintos sectores de la vida social y política del país que han repudiado el atentado. “Vivimos en un país democrático. Todas las personas merecen respeto y cuánto más quienes están constituidos en autoridad”.

Martín agregó que “este es un momento para llamar a la reflexión y a la oración, las diferencias que tengamos hay que resolverlas con diálogo. Eso se hace escuchando, renovando la confianza uno con otros. Este es un punto a partir del cual podemos tomar un rumbo más pacífico entre nosotros”.

“Esta es la lección que tenemos que sacar. Hay que bajar los decibeles de la agresividad, de esa continua ida y vuelta que también se ve en los medios de comunicación. Uno escucha un canal de TV y es todo de una forma, y escuchar al otro es de otra diferente. Tenemos que lograr un poco más de objetividad, y entender que salimos juntos o nos condenamos por egoísta”, añadió.

Martín coincidió que lo ocurrido con Cristina fue un hecho bisagra en la historia democrática de Argentina. “Tenemos que aprovechar en el sentido de sacar algo positivo, pero todo dependerá de la madurez de la dirigencia política. Todos tenemos que contribuir, pero de un modo especial debe hacerlo la dirigencia política, tanto del gobierno como de la oposición. Tiene que poder sentarse a una mesa y dialogar, decir basta de agresiones de cualquier naturaleza y discutamos las ideas como personas maduras. Es la ocasión. Ahora se verá como se asume todo eso”.

“A veces, los seres humanos necesitamos situaciones límite o excepcionales para reaccionar y atender a las cosas verdaderas, sobre todo los problemas reales del país como la pobreza, la inflación, la inseguridad. Dios quiera que esto sea el llamado de atención, o el grito, para que la dirigencia vea que las cosas son serias y que no se puede tomar la vida con liviandad y atender con urgencia los problemas del pueblo que sufre. Es una ocasión para dejar de lado las mezquindades y ponerse a trabajar en serie”, remarcó.