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19:59:31 15/08/2022

De ser el epicentro de la movida nocturna a la construcción de edificios de uso residencial

Como cualquier ciudad del mundo, la fisonomía urbana de Rosario va transformándose a lo largo del tiempo. A veces los cambios se generan de manera espontánea y otras tantas se producen de forma planificada, a raíz de la normativa emanada de los órganos oficiales. Dentro de esto último se encuadra el caso de la avenida Rivadavia, en el extremo norte del barrio de Pichincha. Eje de la nocturnidad en el pasado reciente, la arteria atraviesa un proceso de reformas cuya característica distintiva es la construcción de grandes torres, que de a poco comienzan a despuntar.

Cualquiera puede advertir los cambios con un simple recorrido a pie. En las seis cuadras que van desde Alvear hasta Riccheri se combinan dos fenómenos: locales de antiguos boliches sin actividad y viejos inmuebles con sus frentes "tapados" por publicidades estáticas. Ello obedece principalmente a las consecuencias de la ordenanza 8.125/06, que generó el plan especial Barrio Pichincha, que entre otros aspectos permitió la construcción de edificios de hasta 66 metros, cinco veces más altos que en su entorno inmediato.

Si bien el texto aprobado por el Concejo acumula ya varios años de vigencia, las modificaciones tardaron en aparecer. Según relataron diversas fuentes, las dificultades económicas que atravesó el país generaron demoras en un proceso que, igualmente, tiene un destino inexorable. “Calculo que cuando mejore un poco la situación, esto se va a acelerar. No va a ser muy lejos del tiempo actual. En un par de años vamos a ser varios construyendo”, señaló Pablo Gagliardo, uno de los titulares de Obring, responsable del proyecto Costavía, que se levanta en Rivadavia y Rodríguez.

El desarrollo de Obring contempla tres torres, dos de las cuales ya están en fase avanzada de construcción. Según indicó el empresario, la primera de ellas será entregada para marzo del año próximo, en tanto que la segunda tendrá su finalización para inicios del 2025. “Tenemos prácticamente vendido el primer edificio, donde verificamos un crecimiento de la demanda muy grande estos últimos meses, con un perfil de comprador que tiene que ver con gente que quiere vivir ahí”, explicó Gagliardo.

En la esquina de Rivadavia y Rodríguez funcionó por años el boliche One. Esa fórmula (emprendimiento inmobiliario en lugar de un local bailable) se repite en los otros dos lotes en los que ya existe un proyecto presentado ante el municipio. En Rivadavia al 2400, el estudio Lein tiene en carpeta construir en un lote que por años ocupó Costello, mientras que la desarrolladora Fabbri tiene el suyo en Rivadavia al 2600, donde funcionó Listen.

La realidad actual contrasta fuertemente con lo sucedido hace algunas décadas, cuando buena parte de la movida nocturna se daba específicamente sobre esa arteria.

"Nosotros fuimos los primeros en ese sector, inclusive antes de Obring. Generamos los convenios y obtuvimos el permiso, pero luego, por temas relativos a la economía del país, todo se fue demorando", contó Marcelo Lein, respecto a su proyecto para levantar una torre de 66 metros en Rivadavia entre Pueyrredón y Santiago. Por ahora ese sitio es un "lote en espera", según las palabras del empresario, que dijo que para concretar el proyecto "tiene que haber mayor demanda, más estabilidad y mayor clima de negocios".

Según indicaron desde Planeamiento municipal, el permiso de Lein se encuentra vencido (ya pasaron más de diez años de su aprobación), pero ya hubo gestiones para generar su reactivación. Ello permitiría que en caso de que el contexto se encamine, el desarrollo pueda emprenderse en el menor tiempo posible.

Juan José Fabbri, responsable de la desarrolladora que lleva su apellido, también transmitió sus impresiones respecto al avance de su proyecto, que este año obtuvo su permiso de edificación. "Hicimos los trámites municipales pero por ahora no tenemos una fecha de inicio determinada. La nuestra es una torre de 24 pisos, exclusivamente de uso residencial", dijo.

El profesional sostuvo que más allá de las demoras en la concreción de los proyectos, "de a poco la ciudad se irá apropiando" de la ordenanza, a la que consideró una iniciativa inteligente. "La transformación urbanística estuvo bien planteada. Hay sectores que se necesitaban reciclar por encontrarse en muy mal estado", planteó.

En el camino a la consolidación de la transformación que buscó la ordenanza, siempre existen casos particulares, que requieren tratamientos especiales. Por ejemplo el del sitio donde funcionó por años la planta impresora de La Capital, en la esquina de Rivadavia y Santiago. Si bien actualmente funciona allí un parque gastronómico, hace años que se llevan adelante gestiones para emprender allí un desarrollo inmobiliario de fuste.

La empresa a cargo del proyecto es el fideicomiso Autocrédito de Administración y Garantía, que busca generar allí una iniciativa que contempla la construcción de dos grandes torres de unos 30 pisos, espacios comerciales, un paseo peatonal y un museo a cielo abierto. Como superaría los límites de la ordenanza, debería atravesar el umbral del Concejo, pues requeriría de una normativa especial.

Más allá de la situación particular en el extremo norte del barrio de Pichincha, la construcción sigue empujando la economía rosarina. Esta semana el municipio informó datos de la actividad durante julio, mes en el que se verificó un nuevo incremento en la cantidad de permisos otorgados.

En julio se mantuvo un valor similar a junio de superficies totales autorizadas (algo más de 43.000 metros cuadrados), aunque el total acumulado anual es menor al del año anterior (arroja una variación negativa de 5,3%). Respecto al total de permisos otorgados, hubo un incremento de 10,3% respecto al mes anterior", destacaron desde el Palacio de los Leones.

 

Fuente: La Capital