El próximo jueves a las 19.30 familiares de víctimas de la violencia y la inseguridad se concentrarán en un reclamo unificado. Será en la intersección de Santa Fe y Dorrego, sobre la plaza San Martín frente a la sede de Gobernación, donde se reunirán convocados por la consigna #NoSeAguantaMás. "Es hora de que los estamentos del gobierno nos den una respuesta y ejecuten algún tipo de acción para revertir la situación a muy corto plazo", dijo Leandro Pérez, hermano de Joaquín, asesinado a balazos en 2021 cuando le robaron su auto.

Una vida puede cambiar de un día para el otro, como le sucedió a Leandro Pérez. El martes 22 de octubre de 2021 por la noche su hermano Joaquín, de 34 años, se aprontaba a guardar su auto en una cochera del barrio Arroyito cuando le quisieron robar el auto y lo balearon. El muchacho corrió como pudo unos 200 metros hasta su casa, adonde apenas alcanzó a golpear la puerta que quedó manchada de sangre. Joaquín se desplomó delante de su pareja y la hija de 2 años de ambos y su vida fue apagándose hasta que murió en el hospital.

La vida de Leandro, su hermano, cambió para siempre como sucede con cada familiar de las víctimas de la violencia en cualquiera de sus formas. Los hechos se repiten, los casos se acumulan como los reclamos que se sostienen con el tiempo y cada tanto resuenan con más fuerza en convocatorias a movilizaciones. Este jueves ocurrirá otra vez: bajo la consigna #NoSeAguantaMás el reclamo volverá a escucharse frente a la sede de Gobernación.

"El Estado en su totalidad no está teniendo ninguna respuesta para los familiares y las víctimas de la inseguridad. A eso le tenemos que sumar que los actos de inseguridad y asesinatos se siguen dando y no hay forma de frenarlos", dijo Leandro Pérez. En ese sentido apuntó al principal reclamo: "Es hora de que los estamentos del gobierno nos den una respuesta y ejecuten algún tipo de acción para revertir la situación a muy corto plazo. No podemos seguir viviendo de la forma en que estamos viviendo".

En ese sentido Pérez pidió que el Estado "esté más cerca de las personas de a pie". "Queremos que haya más prevención, más patrulleros en las calles, que la policía esté más instruida y se acerque al vecino", analizó el hermano del joven asesinado.

Una parte clave de ese cambio rotundo en la vida de los familiares de las víctimas de la violencia es el ingreso repentino al mundo judicial. Un camino difícil que se emprende con el objetivo de obtener justicia una vez que los hechos se esclarezcan y que conlleva lidiar con períodos de tiempos muy extensos en los que las respuestas se hacen esperar.

"Necesitamos que todos nuestros muertos tengan resolución en sus juicios, el caso de mi hermano está a foja cero. Casos como el de mi hermano hay un montón y desde hace años", consideró Pérez. En ese sentido analizó que "la Justicia está obsoleta". "Es lenta, no dan las respuestas que necesitan a las personas que quedamos en este mundo padeciendo el dolor de la muerte de un ser querido", continuó.

Pérez contó de su experiencia, de cómo a partir del asesinato de su hermano se "interiorizó" en cómo funciona el sistema judicial. "La policía, la fiscalía, son un sistema ineficiente porque no funciona en absoluto", consideró y puso como ejemplo su propio caso: "Para encontrar a los asesinos de mi hermano tenían todo. El arma homicida, el auto robado, cámaras de seguridad de vecinos y de la municipalidad, pero no pudieron recuperar ni una huella dactilar, no pudieron mejorar una imagen para ver los rostros". En ese marco también llamó la atención sobre "la falta de humanidad que tiene la gente de la fiscalía para los familiares de personas que han fallecido en ocasión de robo".