Desde que empezó el ciclo lectivo estaban preocupados, lo charlaban con los contactos más cercanos, experimentaban contradicciones al enviar a sus hijos a la escuela por temor a los contagios. En los últimos días y mientras recrudece la segunda ola de la pandemia se organizaron: redactaron una carta que la semana pasada le presentaron al gobernador Omar Perotti, aunque aún no tuvieron respuesta, se reunirán con los gremios docentes Amsafé y Sadop. Se denominan “Familias por la salud y la educación pública”, y son un grupo en constante crecimiento de madres y padres de alumnos del nivel primario que brega por la presencialidad optativa.

El puntapié inicial fue una petición a las autoridades provinciales a través de una plataforma digital, que lleva recolectadas más de 300 firmas, y en la que exhibieron por primera vez su planteo: que sus hijos no vuelvan a la escuela hasta que mejore la situación sanitaria, para lo cual se comprometen a mantener el lazo con la institución escolar y la realización de las tareas.

En tiempos de distanciamiento, la movida virtual tuvo muy buena acogida y comenzaron a sumarse más familias, la mayoría vinculadas con la educación pública. Algunas revelaron que en 2021 sus chicos no asistieron nunca a clases porque lo consideraron peligroso, otras que dejaron de mandarlos después de Semana Santa. Hay maestras y equipos directivos que aceptan estas situaciones siempre y cuando supervisen que se completen las tareas, otros directores las cuestionan en un marco de incertidumbre generalizada. Así lo cuenta Mirna Calamari, integrante del nuevo colectivo.

La mujer explica que la meta no es desescolarizar a sus hijos,una modalidad que se conoce como homeschooling, ni tampoco que el resto de los alumnos deje de concurrir a la escuela. En cambio, aspiran a tener la posibilidad de elegir, dado que su realidad se los permite. “Hay familias que podemos sostener la educación en nuestras casas: tenemos la conectividad, los dispositivos y el tiempo”, expone. El espíritu del espacio, que se congrega de manera virtual y no convoca a manifestaciones públicas, se basa en la construcción de propuestas de manera conjunta con los sindicatos y el gobierno, ya que se asumen como parte de la comunidad educativa.

Por eso además presentaron una nota en el Ministerio de Educación y planean concurrir a la comisión que trata estos temas en el Concejo Municipal. En estos días se entrevistarán con representantes de Amsafé Rosario y Santa Fe y con dirigentes de Sadop.

“Queremos que nuestra voz sea oída y pensar algunas opciones por lo menos en el corto plazo, hasta que pase el invierno más crudo, sin recargar a los docentes con doble tarea”, enumeró Calamari. “Para eso necesitamos un marco general, no depender de la voluntad o el criterio de cada maestro o de cada directivo”, agregó, y contó que las familias autoconvocadas coinciden en la importancia de la escuela como lugar de aprendizaje y de socialización pero también en la necesidad de los cuidados. En ese sentido, hay grupos familiares que perdieron hasta tres miembros a causa del virus; ahora temen que sus hijos se contagien o transmitan la enfermedad hacia el interior de sus hogares.

“Nos preocupa que algunes madres y padres se arroguen la representatividad de todes y convoquen a concentraciones en plena alerta epidemiológica, escudados en la lucha por lo que llaman un bien supremo. Para nuestras familias la educación es un derecho humano básico y fundamental que los Estados deben garantizar buscando las mejores formas en las muy diversas circunstancias históricas”, reza el documento entregado al gobernador Perotti, en el que se ofrecen a buscar respuestas superadoras.

En efecto, desde el año pasado hay grupalidades en todo el país, y Rosario no es la excepción, que batallan por la apertura de las escuelas y por una concurrencia plena con el argumento de que las clases se desarrollan en un marco de cuidados con respeto por los protocolos. Mantienen una alta visibilidad y lograron concretar reuniones tanto con autoridades del Poder Ejecutivo como con legisladores provinciales de distintas extracciones.

En un escenario social cambiante, con restricciones que se ajustan y se distienden permanentemente, la situación en las escuelas es diversa de hecho: la mayoría cumple con la bimodalidad mientras que en otras de matrícula más pequeña la asistencia del alumnado es diaria. Hay comunidades educativas que en la semana que permanecen en sus hogares tienen actividades virtuales, sobre todo de materias especiales, y otros nada. De esto también se habla en las reuniones del nuevo colectivo “Familias por la salud y la educación pública”.

“Así como se fortaleció el sistema de salud debe fortalecerse el educativo, sin embargo hoy las escuelas no tienen conectividad ni todos los alumnos dispositivos, por ejemplo. No se han rediseñado circuitos ni adaptado las currículas, por eso pedimos una mesa de diálogo con los distintos actores”, retomó Calamari, e insistió en la necesidad de elaborar soluciones desde una perspectiva colectiva que a su vez habilite opciones.

Mientras en mayo avanza la vacunación entre los maestros y profesores, que ya están recibiendo la segunda dosis, también aumenta el reporte de casos y las escuelas son una caja de resonancia, lo que deriva en licencias y aislamiento de burbujas y docentes. ¿Con qué criterio se piden y se conceden, cómo aplicar los protocolos epidemiológicos? Ante las dudas que genera el enfrentar estas situaciones, el Ministerio de Educación habilitó un servicio denominado LAE (Línea de Acompañamiento a Escuelas), que funciona en la línea gratuita ya disponible (0800 555 6549) de lunes a viernes de 7 a 19 y los fines de semana de 11 a 19.

“Se constituye como una herramienta personalizada para las escuelas y complementaria del 0800, cuyo objetivo es el asesoramiento institucional y no individual frente al desconcierto de cómo actuar ante eventuales casos sospechosos de Covid 19”, reza un documento de la cartera provincial enviado este lunes por mail a los docentes. No obstante, la idea es que se comuniquen sólo los directivos ante dudas frente a un caso sospechoso de cualquier integrante de la comunidad educativa, ya sea alumnos, maestros o asistentes escolares.

Algunas de las cuestiones que se intentan aclarar es cómo se activa el protocolo de una persona con síntomas que pertenece a la institución y cómo actuar ante el resultado del hisopado del caso índice.