Los kiosqueros de Rosario solicitaron ante la Secretaría de Desarrollo Económico y Empleo la extensión del horario de apertura y de cierre de los locales para evitar “un cierre masivo” de comercios por la crisis económica que generó la pandemia de coronavirus.

Aquellos kiosqueros que se encuentran en el radio de las escuelas solicitaron adelantar la apertura a las 7, mientras que los comercios ubicados en los barrios, denominados de cercanía, pidieron extender el cierre a las 23 para aprovechar las ventas que se generan cuando cierran las cadenas de supermercados.

Desde que se aplicaron las restricciones el pasado 23 de abril, vigentes hasta el próximo 2 de mayo, los locales abren sus puertas a las 10 y cierran a las 20, en el caso de los que venden productos de primera necesidad. Es por eso que solicitaron la extensión de apertura y cierre.

“No nos oponemos a las medidas sanitarias, pero la realidad es que los kioscos no pueden cerrar a la misma hora que lo hacen los grandes supermercados, ya que entre 40% y el 50% de la caja diaria se genera después del cierre de estos grandes comercios”, planteó Marcos Di Filippo, representante de la Cámara de Kiosqueros de Rosario.

Después de un año 2020 donde registraron caídas en las ventas de un 40% y hasta un 75%, Di Filippo alertó que si no se modifican los horarios de apertura y cierre podría provocar que muchos kioscos “cierren sus persianas definitivamente”.

“Por eso le pedimos al secretario de Desarrollo Económico, Sebastián Chale, que los comercios que están cerca de escuelas puedan abrir a las 7, ya que muchos estuvieron cerrados más de un año por el cese del ciclo lectivo, y que el cierre de los locales de cercanía se extienda hasta las 23 para que puedan trabajar en la venta de productos de primera necesidad cuando cierran los supermercados”, completó.

Los kiosqueros fueron uno de los rubros del comercio que sufrió de lleno los coletazos que provocó la crisis económica por la pandemia, sobre todo aquellos que estaban ubicados en zonas cercanas a escuelas y colegios del microcentro, donde la actividad comercial fue escasa o nula por las restricciones.

A eso se le debe sumar que desde febrero afrontan incrementos de entre un 15% y hasta un 30% por ciento en productos como yerba, café, cerveza y golosinas, factor que también provocó una merma en las ventas por la caída del poder adquisitivo del cliente.