La muerte de la enfermera Miriam Soto, del Hospital de Emergencias Clemente Alvarez, víctima de coronavirus, reactualiza el viejo reclamo que los trabajadores de ese sector de la salud vienen impulsando para que esa actividad sea declarada como profesión de riesgo. Así lo manifestó Liliana Ponti, titular del Colegio de Enfermeros y Enfermeras de Rosario, quien remarcó que nueve compañeros y compañeras fallecieron como consecuencia de la pandemia. .

“Le hemos solicitado al gobernador Omar Perotti que se reglamente el artículo 25 que declara a la enfermería como una profesión de riesgo. Muchas de las situaciones que hemos atravesado quizás se hubieran atenuado, si esa normativa se hubiese reglamentado”, afirmó Ponti.

La representante de los enfermeros y enfermeras remarcó que el artículo 25 establece que la enfermería es una profesión de riesgo y por ello impone vacaciones preventivas, que redundaría en mejoras en la jubilación “y fundamentalmente en la provisión de elementos de protección para trabajar en áreas críticas. Es un artículo que nos brinda mayores cuidados”.

“Enfermería está muy expuesta. Lo que sucedió con nuestros compañeros fallecidos es que fueron gente que trabajó muchas horas. La población necesita una enfermera descansada. Un paciente que está internado la persona que más cerca tiene es una enfermera. Cuando esa enfermera está cansada, se moviliza de un trabajo a otro, también afecta al servicio y afecta a la propia persona. Necesitamos que se nos reconozca como tarea de riesgo, con más descansos o vacaciones preventivas o profilácticas. Eso generará mejor calidad de vida para los enfermeros”.

“Hay compañeros que todavía luchan por su vida. Es verdad que bajó el número de contagios, pero aumentó la tensión normal que tiene el trabajo de salud. El trabajo no bajó. La enfermera no está de descanso. El trabajo sigue igual y las prevenciones hay que tomarlas. Hasta que no llegue la vacuna, los cuidados deben ser iguales”, agregó.