Seguínos en las Redes
  • Subsidios al transporte: ¿federalismo o centralismo?

21:09:15 21/03/2019

Pidieron prisión perpetua para los principales acusados en el caso de Paula Perassi

El fiscal Donato Trotta solicitó la pena de prisión perpetua para los cuatro principales acusados de la desaparición de Paula Perassi en San Lorenzo hace siete años y medio, y 16 años para otros cuatro policías implicados en el caso, durante la primera sesión del juicio que se ventila en el Nuevo Centro de Justicia Penal.

El funcionario judicial pidió las penas para el empresario y ex amante de Perassi, Gabriel Strumia, su esposa Roxana Michl, su empleado, Antonio Díaz, y la partera Mirta Ruñisky, acusada de haberle practicado a Paula un aborto clandestino.

El fiscal acusó formalmente a Strumia, a su esposa Michl, a su empleado Díaz y a la partera Ruñisky por los delitos de privación ilegítima de la libertad agravada y aborto sin consentimiento seguido de muerte en calidad de coautor y en concurso real.

Por otra parte, solicitó 16 años de prisión y 10 años de inhabilitación especial para ejercer cargos públicos para los policías de la Unidad Regional XVII de San Lorenzo Jorge Enrique Krenz, Aldo Gomez, Gabriel Mario Godoy y Maria Jose Galtelli.

Los efectivos policiales fueron acusados en el Centro de Justicia Penal por los delitos de encubrimiento por favorecimiento personal, por no denunciar la perpetración de un delito cuando estaba obligado a promover la persecución penal de un delito de esa índole, agravado por su condición de funcionario público, e incumplimiento de los deberes de funcionario publico, por sustracción y destrucción de objetos destinados a servir de prueba ante la autoridad competente y falsedad ideológica de instrumento publico en concurso real, en calidad de autor.

Paula Perassi tenía 34 años, esposo y dos hijos. El 18 de septiembre de 2011 recibió un llamado telefónico a las 20 y partió de su casa diciendo que tenía que buscar cosas para la escuela de los chicos (su hijo mayor tenía en ese momento seis años; el más chiquito, dos). No regresó nunca más. Al día siguiente de su desaparición, su esposo, Rodolfo Ortiz, radicó la denuncia sobre la desaparición, lo que dio lugar a una investigación sobre el paradero de Paula.

Se supo entonces que la mujer mantenía una relación sentimental con Gabriel Strumia, un empresario de Puerto San Martín, y que estaba cursando las primeras semanas de un embarazo. Aunque la paternidad no pudo corroborarse científicamente ya que el cuerpo jamás apareció, los entrecruzamientos de las líneas telefónicas, mensajes de texto, charlas a través de internet y otras pruebas arrojaron la certeza de que el embarazo era producto de ese vínculo.