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19:00:52 11/07/2015

En su visita a Paraguay el Papa Francisco arremetió contra la corrupción y el narcotráfico

El Papa Francisco inició este viernes  la última etapa de su gira sudamericana con un enérgico llamado a “luchar impetuosamente contra la corrupción”. Lo dijo en el encuentro con el presidente paraguayo, Horacio Cartes, sus colaboradores y el cuerpo diplomático en el Palacio de López, sede del Gobierno, durante un mensaje en el que también abogó para que “no haya más víctimas de la violencia, la corrupción y el narcotráfico”.

Francisco dijo que Paraguay “está comprometido en la construcción de un proyecto democrático sólido y estable. Es justo reconocer con satisfacción -dijo- lo mucho que se ha avanzado en este camino gracias al esfuerzo de todos, aún en medio de grandes dificultades e incertidumbres”. El comentario fue importante atento a que el ex presidente de Paraguay, el sacerdote Fernando Lugo, famoso por sus numerosos hijos naturales, fue derrumbado por un controvertido impeachment y luego se llamó a elecciones que ganó Cartés.

El Papa dijo, además, que en este país “se están haciendo muchos esfuerzos para que progrese por la senda del crecimiento económico”. Pero dijo que todavía resta mucho por hacer.
Por eso, pidió “que no cese el esfuerzo de todos los actores sociales, hasta que no haya más niños sin acceso a la educación, familias sin hogar, obreros sin trabajo digno, campesinos sin tierras que cultivar y tantas personas obligadas a emigrar hacia un futuro incierto”. Y amplió a tono con sus últimos mensajes, llamando a “que no haya más víctimas de la violencia, la corrupción y el narcotráfico. Un desarrollo -advirtió como acaba de hacer en Bolivia- que no tiene en cuenta a los más débiles y desafortunados no es un verdadero desarrollo”.

Tras proponer el diálogo para la búsqueda del bien común reconociendo las legítimas diferencias y opiniones de los demás –ejes de su discurso en Ecuador--, señaló: “No hay que detenerse en lo conflictivo; es un ejercicio interesante decantar en el amor a la patria y al pueblo toda perspectiva que nace de las convicciones de una opción partidaria o ideológica. Y ese mismo amor -resaltó- tiene que ser el impulso para crecer cada día más en gestiones transparentes y que luchan impetuosamente contra la corrupción”.

Francisco había llegado procedente de la boliviana Santa Cruz de la Sierra, bajo la lluvia que se interrumpió momentáneamente a poco de bajar del avión, lo que permitió realizar una colorida recepción. Luego del saludo con el presidente Cartés, un coro de niños de la etnia Mbya, una de las 20 comunidades indígenas que sobreviven en extrema pobreza entonó los himnos paraguayo en guaraní y pontificio. El acto se completó con pintorescas danzas folklóricas.

Tras bendecir una placa que recuerda la visita al país del Papa Juan Pablo II, en 1988, Francisco se subió al papamóvil en dirección a la Nunciatura Apostólica (embajada papal), donde pernoctará estos días. Una multitud aguardaba verlo pasar durante todo el trayecto, de 13 kilómetros, algunas apostadas desde varias horas antes, soportando la lluvia. En su camino, Francisco se detuvo sólo unos minutos frente a la cárcel de mujeres Buen Pastor, donde 51 reclusas le entonaron una canción con guitarras y arpas. La parada en la unidad penitenciaria -con capacidad para 200 mujeres, pero donde viven 500, hacinadas- no figuraba inicialmente en el programa, pero el Papa aceptó gustoso una petición de última hora. 

El Papa había finalizado en Santa Cruz de la Sierra su paso por Bolivia con una visita a la cárcel de Pasmaloa, la más violenta del país. Allí el pontífice llamó a los reclusos a no desesperar y a los presidiarios, a tratarlos bien. Y agregó: “El que está ante ustedes es un hombre perdonado, un hombre que fue y es salvado de sus muchos pecados. Yo también tengo mis errores y debo hacer penitencia. No tengo más que darles y ofrecerles que Jesucristo”.