El Instituto Nacional de Estadísticas y Censos mostró una variación promedio de precios levemente menor que el mes previo, respondiendo a la estacionalidad, al revertirse el efecto alcista de la suba de los servicios vinculados con el turismo de las vacaciones de invierno.

Sin embargo, ese efecto no fue detectado por el consenso de las consultoras privadas, que por el contrario anticiparon una aceleración de la inflación, a partir de la flexibilización de los ajustes tarifarios, por la vía de las bajas segmentadas de los subsidios de los servicios de gas y agua que impactó en el rubro "vivienda, agua, electricidad y otros combustibles", junto con alzas en las expensas, al incluirse el segundo tramo de la suma fija que se pactó en el acuerdo paritario de los empleados del Suterh, y los cigarrillos y combustibles.

De ahí que la brecha entre la variación del índice oficial y el promedio de los privados de 2,65% se amplió a 50% negativo, o, lo que es lo mismo, se duplicó.

El Indec coincidió con los privados en que la suba más intensa se registró en "vivienda y servicios básicos", aunque mientras para el primer caso estimó 2,9%, en el segundo promedió 7,4 por ciento.

En segundo término incidieron en el mes los aumentos autorizados en las cuotas de los servicios de educación privada y en los cigarrillos, los cuales derivaron en alzas en esos apartados de 2,1 y 2,6 por ciento, respectivamente.

De este modo, al cabo de los primeros ocho meses la inflación oficial acumuló 18,2%, en contraste con el consenso de las consultoras privadas que acumularon incrementos medios de 26,5 por ciento.

Clara subestimación de la realidad

Si bien el organismo de estadística se resiste a empalmar los índices del viejo IPC con el IPC Nacional Urbano, un ejercicio simple permite estimar que la inflación en los últimos doce meses fue de 22,6%. Sin duda una variación que luce muy modesta en comparación con los incrementos medios de los salarios de 33% y de las jubilaciones en 31%, mientras que torna exageradísima la expansión del gasto público de más de 47% en ese período.

Por el contrario, el promedio de alza de precios al consumidor que informan sus cálculos a los legisladores de la oposición fue en los pasados doce meses del 40,3 por ciento. Contra esa variable, tanto asalariados como jubilados perdieron poder efectivo de compra; mientras que el desborde de las erogaciones del sector público se atenúa considerablemente.

Mayoristas por arriba, construcción por debajo

Los dos restantes índices generales de aumentos de precios de la economía acusaron también variaciones mucho más modestas que las esperadas en función de las subas de salarios, expansión monetaria, tipo de cambio y gasto público, ya que se movieron 1,4% en caso de los mayoristas y 1,1% en el del costo de construcción.

En el primer caso las subas más destacadas correspondieron a los frutos de mar 3,4% y productos metálicos 3 por ciento.

Mientras que el rubro alimentos subió 1,2% en el canal minorista, en el promedio salida de fábrica se encareció 2,3 por ciento.

Según el Indec, en los primeros ocho meses los precios mayoristas se elevaron 22,2% y en un año 28,3 por ciento.

El Indec calculó que el metro cuadrado de construcción de una vivienda multifamiliar ascendió en agosto a 5.059,58 pesos, 1% más que el mes anterior, mientras que para el caso de la vivienda unifamilar lo estimó en 4.631,56 pesos, con alza de 1,1%, en línea con el índice general.

El virtual estancamiento del costo de la mano de obra, tras el ajuste acordado en paritarias para julio, fue clave para atenuar los impactos de los sendos incrementos de 2,2% en materiales y 2,9% en gastos generales.

En ocho meses el costo de construcción subió 27,7% y en un año 34,2%, más cerca de la denominada inflación Congreso.