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Subsidios al transporte: ¿federalismo o centralismo?
El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, logró su reelección con una victoria bastante holgada ante el derechista Oscar Iván Zuluaga, en unos comicios de segunda vuelta que fueron un verdadero plebiscito sobre cómo terminar más de medio siglo de confrontación armada con las guerrillas. Santos, partidario de las negociaciones, ganó por casi un 51 por ciento de votos contra el 45 por ciento que logró su adversario. Este había ganado por 4 por ciento la primera vuelta, lo que evidencia que el presidente logró captar muchos votos que fueron a otros candidatos que quedaron fuera del ballottage. Zuluaga es un "uribista", es decir, un partidario del ex presidente Alvaro Uribe, quien entre 2002 y 2010 combatió con frontalidad a las guerrillas y logró expulsarlas de muchos de sus dominios.
Mientras Santos apostó su reelección a continuar con el diálogo con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) en Cuba, Zuluaga proponía negociar, pero sólo a partir de condiciones durísimas y redoblando entretanto la ofensiva militar.
"Nuevo comienzo".En medio siglo, desde 1964, el conflicto interno colombiano ha dejado más de 200.000 muertos y millones de desplazados. Ayer la estrategia de Santos dio resultados. "Sí se pudo, sí se pudo", gritaban los seguidores del presidente en la sede de campaña en Bogotá. Santos saludó a sus seguidores y mostró sus palmas, en las que había escrito la palabra "paz". Santos había subido su apuesta pocos días antes de la elección, al anunciar el inicio de conversaciones exploratorias de paz con el segundo grupo guerrillero, el Ejército de Liberación Nacional (ELN). Santos, de la coalición de Unidad Nacional, dijo en medio de los aplausos que la victoria de ayer en las urnas "es un nuevo comienzo para Colombia. Este momento es el momento de la paz, de terminar este conflicto, de reconocer a todas las víctimas, de reconstruir las regiones afectadas por las décadas de violencia, de trabajar mucho más por la justicia social y la búsqueda por la paz. Ese fue el mandato que expresaron hoy los colombianos", dijo el mandatario. "Pero la exigencia (de lograr la paz) no es sólo para el gobierno, el mensaje de hoy es también para las Farc y el ELN. Es claro que este es el fin, y hay que llegar a él con seriedad y decisión; este es el fin de más de 50 años de violencia en nuestro país y es un comienzo de una nueva Colombia", sostuvo Santos. "Sabemos que concluir las negociaciones no será fácil", agregó el jefe de Estado, cuyo gobierno protagoniza desde fines de 2012 un proceso de paz en Cuba con las (Farc y una "fase exploratoria" de diálogos con el Ejército de Liberación Nacional (ELN) conocida a poco antes de la votación.
En su alocución de la victoria, Santos citó la victoria de la selección de Colombia en su debut en el Mundial de Brasil 2014, y expresó que los 23 jugadores de su país "demostraron que en equipo se logran grandes cosas". Finalmente, Santos citó al papa Francisco al señalar que "para conseguir la paz se necesita mucho más valor que para hacer la guerra" y reiteró que un eventual acuerdo final con las Farc no traerá impunidad, y por el contrario "será una paz justa gracias a la determinación y el valor de la fuerza pública".
Pero las dudas de muchos colombianos sobre la voluntad de la guerrilla de dejar las armas llevaron a Zuluaga a vencer en la primera vuelta y a dar pelea en el ballottage, y serán un desafío para el segundo mandato de Santos, que comienza el 7 de agosto.
Difícil negociación.Aunque están sentadas en la mesa de negociaciones en La Habana desde hace más de un año y medio, las fuerzas armadas de Colombia y las Farc se siguen combatiendo en selvas y montañas colombianas. Hasta ahora las partes han logrado acuerdos parciales, para garantizar el acceso a la tierra a los campesinos pobres, permitir que la guerrilla se transforme en un partido político sin armas y combatir el narcotráfico, del que hoy se nutren las Farc. Pero aún quedan espinosos temas por discutir, como la compensación a las víctimas o los mecanismos para acabar con el conflicto. Y el archienemigo de Santos, Uribe, no le hará las cosas fáciles. Su nuevo partido se convirtió en la segunda fuerza política del país.
Santos y Uribe tienen una larga historia. Aunque el presidente llegó al poder hace cuatro años como heredero político directo de Uribe, dado que fue su ministro de Defensa y como tal el ariete de Uribe contra las Farc, se distanció de las políticas de ataque frontal del ex mandatario. La apertura de negociaciones mediadas por Cuba despertó la ira de Uribe, que acusó a su ex ministro de ser un oportunista que está haciendo demasiadas concesiones a las Farc.
Pero más allá del conflicto con la guerrilla, Santos tiene una lista de desafíos, como lograr la aprobación de reformas al sistema de pensiones, al de justicia y al de salud. Y reconoció que podría buscar una reforma tributaria, algo que ayudaría a blindar a una de las economías más dinámicas de América latina.