El debate sobre el futuro de la cuadra de Corrientes al 400 sumó un nuevo capítulo. Días después de que trascendiera que la casona lindera al ex cine Imperial podría ser declarada en ruina y demolida, el Concejo Municipal pidió al Ejecutivo que informe qué obras se están realizando en el histórico inmueble donde funcionó la sala durante más de seis décadas.

La iniciativa fue presentada por la concejala Fernanda Gigliani a partir de vecinos que advirtieron movimientos en el interior del cine, hoy vallado, y la presencia de albañiles trabajando. La preocupación se centra en que el edificio tiene valor de protección patrimonial y su fachada es una referencia arquitectónica para la ciudad.

Cabe recordar que el inmueble está incluido en la Ordenanza 8.245, con valor de protección “2b”, lo que obliga a preservar y revalorizar las envolventes y elementos ornamentales, permitiendo la reestructuración interior. En 2022, el Concejo ya había aprobado un pedido para resguardar el edificio.

El pedido puntual de Gigliani es para que el Ejecutivo confirme si hay trabajos en curso, detalle de qué tipo y si existe un plan municipal para garantizar la conservación del valor patrimonial, “velando por la transparencia y el respeto de los criterios arquitectónicos y culturales de la ciudad”.

Según trascendió, las tareas que se llevan adelante estarían vinculadas a la instalación de una concesionaria de autos. En principio, los propios trabajadores del lugar confirmaron que estaban haciendo refacciones en el interior y que el proyecto contempla restaurar la fachada original.

El ex cine Imperial fue inaugurado el 10 de abril de 1931, tras una reforma realizada por la empresa de Max Glucksmann. Durante décadas fue uno de los íconos culturales de Rosario. Su diseño Art Decó, con ventanales octogonales y frisos de bajorrelieve, lo convierte en una pieza destacada del patrimonio local.