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Subsidios al transporte: ¿federalismo o centralismo?
A pesar de contar con una ordenanza que ya tiene casi ocho años, la limpieza de los tanques de agua en edificios y diversos establecimientos sigue siendo una cuestión de buena voluntad. Las empresas de control de plagas de la ciudad piden que se reglamente la normativa que no solo especifica la obligatoriedad de limpiar los depósitos periódicamente sino que, además, contempla la creación de un registro de firmas del sector para evitar lo que muchas administraciones, según afirman, terminan haciendo para ahorrar dinero: pedirle a porteros o personal de mantenimiento que realicen ese trabajo, sin los conocimientos ni las medidas de seguridad adecuadas.
Rosario tiene una ordenanza, la N° 9649 sancionada en octubre de 2016, que dispone la obligatoriedad de la limpieza y el mantenimiento de tanques de reserva y cisternas de agua potable que se destinen al consumo humano. La normativa rige para edificios y para establecimientos gastronómicos, educativos, sanitarios (tanto de gestión pública como privada) y de uso colectivo.
La limpieza debe hacerse cada año, a excepción de los establecimientos donde se produzcan, elaboren o manipulen alimentos, para los que la periodicidad debe ser semestral.
Sin embargo, desde la Cámara de Empresas de Manejo Integrado de Plagas y Ambiente (Caemip) señalaron que la ordenanza no está reglamentada. "Esta exigencia ya existe en otros lugares del país. El agua es un producto alimenticio y los tanques son los que contienen eso. A nadie se le ocurriría cocinar en una olla durante seis meses sin lavarla", manifestó Luis Horny, integrante de Caemip.
En tanto, agregó que "hay un consenso de organismos que se dedican a la distribución del agua, prácticamente de todo el país, de que el período razonable para tener limpio un tanque es cada seis meses. Se debe destapar, limpiar con hipoclorito de sodio y volver a taparlo".
Justamente, esta es una de las falencias que más encuentran los trabajadores del sector: los tanques sin tapa o sin una correcta cobertura. En una reunión en el Concejo con la comisión de Salud, referentes de la Caemip detallaron que les pasaron fotos de tanques de agua sin tapa en edificios y establecimientos que, por esa razón, tenían insectos y alimañas en su interior.
"Hay muchos tanques de agua, en edificios altos, que los tanques no tienen tapa y eso favorece a que se metan palomas muertas, murciélagos y demás. Hay tanques que pasan años sin limpiarse y recién nos llaman cuando varios consorcistas se descomponen o cuando el agua empieza a salir con feo olor", explicó.
Además, remarcó que "el agua que sale de la planta potabilizadora es la mejor de Argentina, pero el problema es cuando llega a un depósito que no tiene mantenimiento. El agua, de por sí, tiene arcilla porque viene del río y eso se deposita en el fondo del tanque, pudiéndose generar microorganismos".
Para Horny, la limpieza de los tanques de agua es tan esencial como el registro de empresas que impulsa la ordenanza junto a los procedimientos mínimos que la normativa establece que deben crearse. La importancia de esto, según el referente, recae en que hay administraciones de edificios que encargan esta tarea a porteros o personal de mantenimiento para ahorrar dinero.
"La ordenanza también tiene que ver con la preservación de los trabajadores que hacen esto, porque hay mucho trabajo irregular con porteros que los hacen ir a limpiar los tanques. Estos trabajos son de riesgo y tienen que estar reglamentados, con personal en blanco y capacitado. Los porteros no tienen facultades para hacerlos porque ni siquiera está contemplado en el convenio colectivo de trabajo", expresó.
Consultado sobre de cuánto es el ahorro que efectúan las administraciones que deciden encargar esta tarea a personal no autorizado, Horny explicó que Caemip no fija ni sugiere precios, además de resaltar que los trabajos dependen del tamaño del tanque, el riesgo de su ubicación y la limpieza que haya que efectuar, ya que hay muchos que pasan mucho tiempo sin mantenimiento, entre otras cuestiones.
Por su parte, señaló la importancia de actualizar la ordenanza Nº 7.713, sancionada en 2004, para configurar nuevas pautas respecto de las personas que manipulen productos químicos en el marco de una desinfección.
"Es una ordenanza muy básica y primaria. Creemos que quienes se dediquen a esto, por el sólo hecho de ingresar a lugares críticos (establecimientos educativos, sanatorios y restaurantes, entre otros), deben tener una capacitación permanente porque la responsabilidad que se asume es muy grande. Es una situación que debe ser controlada porque se manejan productos químicos", concluyó.