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Subsidios al transporte: ¿federalismo o centralismo?
Con más de 500 empresas que dan trabajo a 5 mil personas, las fábricas de muebles de Santa Fe se suman a la larga lista de sectores afectados por la crisis industrial. Una caída de la demanda de entre 40 y 50 % redujo la producción en la misma proporción y, pese a los esfuerzos por preservar las fuentes de empleo, comienza a tensionar el mercado laboral. Los aumentos de costos y la amenaza de importaciones también presionan sobre esta rama que tiene presencia en toda la provincia, aunque con sus dos grandes polos en Cañada de Gómez y Esperanza.
“Las fábricas de muebles se ven afectadas por una caída de hasta 50% en la demanda y eso repercutió en la producción, hay varios establecimientos productivos haciendo tareas de mantenimiento y reducción de jornada laboral; no hay situaciones de despidos masivos pero hay algunas desvinculaciones, contratos que no se renuevan, retiros voluntarios o bajas por jubilaciones que no se reponen”, dijo César Federici, secretario de la Cámara de la Industria Maderera y Afines de Cañada de Gómez, quien explicó que “en la industria desprenderse de personal es la última opción porque se trabaja con empleados a los que costó mucho capacitar”.
Santa Fe es la segunda provincia fabricante de muebles del país, detrás de Buenos Aires. Las fábricas, que en promedio ocupan entre 8 a 10 personas, están en todo el territorio provincial, aunque Cañada de Gómez y Esperanza, cada una con su especialización, son los principales polos productivos.
En los últimos años, el sector se expandió, de la mano, entre otras cosas, del mayor nivel de actividad. Si bien no fue la situación ideal, el 2023, señala Federici, encontró una demanda que se sostenía en parte por la propia especulación preelectoral sobre una devaluación. “Como en otros rubros, la gente que podía adelantaba compras pero una vez que ocurrió la devaluación, este consumo se retrajo por la caída del poder adquisitivo”, dijo el dirigente. Explicó que a esta situación se sumó el parate de la construcción, que es el otro gran tractor de la demanda de muebles.
La situación preocupa a los empresarios del sector y a las localidades de la provincia en las que estos establecimientos ocupan mano de obra, contratan a proveedores de bienes y servicios, y tributan fiscalmente. A través de las cámaras locales, provinciales y también nacionales (la cadena forestoindustrial se nuclea en Faima) vienen explicando ante distintos auditorios oficiales la difícil situación, que podría agravarse si se generaliza el avance de las importaciones que ya afecta a otros rubros.
“Es un riesgo latente que venimos monitoreando, hasta ahora no está generando gran problema porque el frente externo todavía no está funcionando a velocidad crucero, pero nuestro mercado interno, si se deprime y además desembarcan importaciones, va a ser un problema serio”, dijo el ejecutivo de la cámara. Apuntó, además, a los crecientes costos productivos como los de las tarifas, combustibles y transporte.