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Subsidios al transporte: ¿federalismo o centralismo?
La Conferencia Episcopal Argentina (CEA) reclamó al gobierno de Javier Milei que la asistencia a los más necesitados "llegue sin dilación" y destacó que “la comida no puede ser una variable de ajuste”. La declaración se hizo pública en paralelo con los reclamos que realizan los movimientos sociales por las demoras en la entrega de alimentos frente al Ministerio de Capital Humano, a cargo de Sandra Petovello.
“Ante este escenario de trabajo sacrificado y de bajos ingresos, las familias se privan de muchas cosas. Por ejemplo, una mamá puede privarse de tomar un colectivo y camina para ahorrar, pero de ninguna manera puede no darle de comer a sus hijos. Es decir, la comida no puede ser una variable de ajuste. Es necesario anticiparse para que esta situación no profundice la crisis alimentaria”, destaca la comunicación de la entidad que preside el obispo Oscar Ojea.
“El estado nacional, provincial y municipal, tienen que aprovecharla para que nadie se quede sin el pan de cada día. Todos los espacios de cuidado que dan de comer, todos los comedores comunitarios, de parroquias, Iglesias evangélicas, y de movimientos populares deben recibir ayuda sin dilación”.
La declaración, la primera de la Iglesia Católica desde que asumió Javier Milei, coincidió con la movilización de grupos piqueteros que reclaman asistencia social para los barrios vulnerables ante la agudización de la crisis. Vale recordar que el presidente dijo que Pettovello iba a ser la única que tendría la “billetera abierta” para atender los problemas sociales que traería aparejado su plan de estabilización de shock.
“En nuestra patria nadie debería pasar hambre”, afirma la comunicación de los obispos en la que, si bien reconocen la necesidad de cambiar la forma de distribuir la ayuda social, destacan que debe hacerse, “con la comida en los comedores, no sólo de la Iglesia, sino de todas las organizaciones que hace años brindan ayuda esencial” en los sectores más golpeados por la crisis económica.
“Como obispos, en el trato pastoral con la gente sencilla, hemos aprendido que ‘un plato de comida no se le niega a nadie’. Es que en nuestra patria nadie debería pasar hambre, ya que es una tierra bendita de pan”, expresó la institución religiosa y añadió: “Sin embargo, hoy, a cientos de miles de familias se les hace cada vez más difícil alimentarse bien”.
“La inflación desde hace años crece día a día y pega fuertemente en el precio de los alimentos. Lo siente claramente la clase media trabajadora, los jubilados y aquellos que no ven crecer sus salarios -añadió-. También todo el universo de la economía popular, donde prácticamente se trabaja sin derechos. Pensemos en los vendedores ambulantes, los recicladores, los feriantes, los pequeños agricultores, los ladrilleros, los costureros, los que realizan distintas tareas de cuidado y de servicio”.
En tanto que, en otro tramo de la declaración, la CEA indicó que “ante este escenario de trabajo sacrificado y de bajos ingresos, las familias se privan de muchas cosas”, sin embargo, señalaron que “una mamá puede privarse de tomar un colectivo y camina para ahorrar, pero de ninguna manera puede no darle de comer a sus hijos. Es decir, la comida no puede ser una variable de ajuste”.
Tras el cruce con Petovello, en el que la ministra dijo que iba a atender una por una a la gente que tiene hambre, la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (Utep) convocó a la llamada “Fila de la pobreza”, con la que la organización busca que “cada persona pueda ingresar al ministerio a los fines de obtener respuesta a la emergencia alimentaria agravada por la crisis económica”.
“Vamos a solucionarle los problemas a la gente, pero no nos vamos a dejar extorsionar por los gerentes de la pobreza que manipulan la voluntad de los que más necesitan”, dijo Petovello ante el puñado de militantes sociales que llegaron hasta la sede del ministerio de Capital Humano para protestar por la demora de entrega de provisiones para los comedores y merenderos regenteados por grupos piqueteros.