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Subsidios al transporte: ¿federalismo o centralismo?
“Queda claro que los penitenciarios del Provincial arriesgaron su vida”. El secretario de Asuntos Penitenciarios de la provincia, Walter Gálvez, se expresó este jueves en esos términos sobre el accionar de los dos agentes que estaban a cargo de la custodia del preso Gabriel Lencina el martes a la noche, cuando dos gatilleros ingresaron al Hospital Provincial a rescatarlo y abatieron a tiros a un policía. Los empleados se encuentran actualmente de licencia mientras sortean exámenes médicos y psicológicos. Esto, en medio de un sumario administrativo que se inició por la violenta irrupción que le costó la vida al subinspector de la policía santafesina Leoncio Bermúdez.
En forma paralela a la investigación por el crimen que lleva adelante la fiscal de Homicidios Gisela Paolicelli, con medidas en curso que se mantienen en reserva, el Servicio Penitenciario provincial abrió su propia pesquisa interna sobre el gravísimo incidente que se registró el martes alrededor de las 21.45 en la guardia del efector público. Lencina había sido trasladado allí un día antes desde la cárcel de Piñero, donde cumple condenas por dos asesinatos, debido a un cuadro crónico de tuberculosis.
El interno llevaba nueve horas a la espera de ser trasladado de regreso a la cárcel cuando dos jóvenes atacantes a cara descubierta ingresaron a la guardia ubicada por calle Zeballos entre 1º de Mayo y Alem y pidieron entrar al baño, que está a un costado de la recepción. El preso de 29 años estaba sentado en un pasillo interno del área de internación. Lo custodiaban dos agentes. A uno de ellos los atacantes le quitaron el arma reglamentaria.
Si bien tuvieron a Lencina a la vista, los agresores no le dispararon. Ese dato llevó a la fiscal y al ministro de Seguridad Claudio Brilloni a plantear que se habría tratado de una fuga frustrada antes que de un plan de ataque al preso, miembro de la temida banda de Los Romero de Nuevo Alberdi. Cuando los atacantes huían se generó una balacera dentro del hospital, con dos secuencias de cinco y seis tiros en la guardia y otra descarga de tiros ya en la calle, donde dispararon cuatro balazos hacia el destacamento policial. Otros dos disparos alcanzaron a Bermúdez, uno en la cabeza y otro a la altura del pómulo.
Sin ahondar en detalles que todavía son materia de la investigación administrativa, Gálvez precisó que uno de los penitenciarios fue atacado a golpes y sufrió un culatazo con un arma en la cabeza, mientras que su compañero se abocó a proteger a Lencina. Horas después del crimen el preso fue trasladado a Piñero. Según indicó, no regresó al pabellón 9 sino que fue alojado en una celda de resguardo. Esto último debido a indicaciones médicas sobre el cuadro de tuberculosis que padece el convicto y el riesgo de contagio, además de las lógicas prevenciones en materia de seguridad.
“Nosotros no sabemos si quisieron matarlo o llevárselo”, indicó Gálvez. La pesquisa interna está a la espera del resultado de las pericias de los celulares de los agentes penitenciarios del pabellón 9, que fueron secuestrados pero aún no inspeccionados. “Se inició una actuación preliminar y estamos esperando esos informes”, indicó el funcionario, para quien “el resultado de que no se hayan podido llevar al delincuente ni matarlo demuestra que los dos muchachos que estaban en el Provincial se jugaron la vida”.
Si bien todo indica que el accionar de los agentes fue ajustado a reglamento y no se dispuso sobre ellos ninguna sanción, para el retorno a sus tareas deberán esperar el avance del sumario que se abre de manera rutinaria en este tipo de casos además de sortear exámenes médicos y psicológicos. Por el momento no podrán compartir funciones con el resto de los empleados del pabellón 9. “Estamos a resultas de lo que digan los celulares, eso va a ser muy importante”, indicó Gálvez.
Con esa medida se espera reconstruir la cadena de horarios y el recorrido de Lencina entre la prisión y el hospital, además de averiguar si pudo existir alguna filtración sobre el derrotero del preso una vez que salió de prisión. El convicto ingresó al hospital el lunes. El martes a las 12 ya tenía el alta pero no lo podían retirar en ese momento. La unidad de traslados penitenciarios, según se precisó, llegó al hospital alrededor de las 22, tras los disparos, y a Lencina lo retiraron del efector a la 1 de la madrugada del miércoles.
“Recibimos la comunicación a las 18.45 y el pedido entró en la lista del departamento de comisiones. El traslado se resuelve a medida que se van desocupando los vehículos”, explicó Gálvez respecto a la dinámica de derivación de presos a hospitales, ante la falta de espacios propios del Servicio Penitenciario para garantizar la salud de los internos.
“Hasta el momento del hecho, para nosotros era un procedimiento normal con custodia de dos efectivos y sin urgencia médica”, precisó el funcionario sobre el procedimiento de traslado por cuestiones de salud. Un servicio que opera las 24 horas , con 32 presos internados a la fecha en un contexto de cárceles saturadas, penales policiales utilizados como espacios de detención permanente y un pico histórico de 8.300 personas privadas de la libertad en la provincia.