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Subsidios al transporte: ¿federalismo o centralismo?
Los precios de las naftas y el gasoil aumentaron desde el primer día del mes 3,8% y será éste el quinto ajuste del año, en el marco del acuerdo alcanzado por el gobierno con las petroleras.
Esta nueva suba en las tarifas se acumulará al 5,4% de abril; 6,1% de marzo; 6% en febrero y aproximadente 7% de enero, totalizando un aumento cercano al 55%.
Los nuevos precios serán los siguientes: la nafta premium de YPF, que controla más de la mitad del mercado, costará unos 12,39 pesos, mientras que la súper trepará hasta los 11 pesos.
El resto de las petroleras, como Axion (que opera bajo la marca Esso), Shell, Petrobras y Oil, que suelen tener precios más elevados, ajustarán los valores en una porcentaje similar.
Los aumentos son consecuencia de la devaluación de enero que llegó al 23% y que tuvo un impacto directo en los precios de los combustibles.
Las compañías refinadoras perciben en pesos el valor del combustible que venden en el mercado interno, pero el crudo -que representa el 80% de sus costos- lo deben abonar en dólares, al precio oficial, que antes de la devaluación oscilaba en 6,50 y pasó a 8 pesos.
Tras ese ajuste y en función del impacto que tiene la suba de combustibles en los demás productos, el gobierno salió rápidamente a negociar con las petroleras locales para evitar una estampida de precios.
Unos días después de la modificación cambiaria, a principios de febrero, el ministro de Economía, Axel Kicillof, y el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, convocaron a los productores de petróleo (como Pan American Energy, Chevron y Pluspetrol) y a los refinadores a una mesa de negociación para contener los aumentos en los combustibles.
Luego de varios encuentros, las procesadoras se comprometieron a rebajar el precio de venta del barril de petróleo en el mercado interno, con bonificaciones escalonadas.