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Subsidios al transporte: ¿federalismo o centralismo?
El Papa Francisco denunció este domingo un mundo “asolado por tantas guerras y conflictos” al celebrar una misa para 2.000personas en Mongolia.
“Saludo de corazón, además, a los hermanos y hermanas de otras confesiones cristianas y religiones. Sigamos creciendo juntos en la fraternidad, como semillas de paz en un mundo tristemente asolado por tantas guerras y conflictos”, planteó el pontífice tras la celebración en el Seppe Arena de la ciudad de Ulán Bator, capital de Mongolia.
En el marco de la visita que inició el viernes último, el pontífice pidió este sábado “diálogo” al mundo para terminar con los conflictos y “que se disipen las nubes de guerra”, al hablar desde el país ubicado entre Rusia y China.
La misa, además de la participación de los miembros de la pequeña comunidad católica local, contó con la presencia de católicos llegados desde toda Asia, incluyendo peregrinos de China, Vietnam y Rusia, entre otros.
“Ver aquí al Papa es una señal para todos los católicos que no podemos ir a Roma y nos da fuerzas”, dijo a Télam Teresa, una de las fieles de Vietnam.
“Llegamos aquí para ver al Papa en persona, es importante que venga a esta zona”, destacó en tanto una pareja de fieles chinos que ondeaban las banderas de su país en una de las tribunas.
En un estadio multiuso que alberga desde hockey sobre hielo hasta partidos de voley, la misa se dio en un marco colorido, con banderas de más de 10 países distribuidas en el público conviviendo con los puestos de venta de comida y de bebida que se mantuvieron abiertos hasta el ingreso del pontífice.
En el plano religioso, la misa de este domingo fue el segundo encuentro del Papa con los representantes católicos del país, luego del encuentro que tuvo el sábado con el clero local, al que animó a tener solidaridad “con todos los pobres y necesitados”.
“He venido a esta peregrinación con gran expectativa, con el deseo de encontrarme con ustedes y de conocerlos, y ahora agradezco a Dios por ustedes; porque, por medio de ustedes, Él se complace en realizar cosas grandes en la pequeñez”, agradeció el pontífice a los fieles locales.
El Papa aprovechó la presencia de dos obispos de Hong Kong para “enviar un caluroso saludo al noble pueblo chino”.
“A todo el pueblo le deseo lo mejor, e ir adelante, progresar siempre“, deseó el pontífice en un tramo improvisado de su saludo final.
“Y a los católicos chinos pido que sean buenos cristianos y buenos ciudadanos”, agregó el pontífice tras la celebración a la que asistieron fieles chinos y de otros países de Asia Central.
El viernes, al sobrevalor China en su ruta desde Roma a Ulán Bator, el Papa envió “buenos deseos” y bendiciones de “unidad y paz” a Xi Jinping y al “pueblo” del país asiático, al tiempo que le aseguró sus oraciones por “el bienestar de la Nación”.
El Vaticano y China no tienen relaciones diplomáticas tras la proclamación de la Republica asiática en 1949, mientras que la Santa Sede es el único Estado europeo que reconoce la independencia de Taiwán, una isla sobre la que Beijing reclama soberanía.
“Envío saludos de buenos deseos a su Excelencia y al pueblo de China al pasar por el espacio aéreo de su país en ruta a Mongolia”, planteó el pontífice en un telegrama enviado en inglés desde el avión que lo transportó en su viaje a Ulán Bator.
“Asegurándole mis oraciones por el bienestar de la Nación, invoco sobre todos ustedes bendiciones divinas de unidad y paz”, agregó el pontífice.
Francisco sobrevoló el espacio aéreo chino por primera vez en 2014, durante la ida a Corea del Sur, luego de que Juan Pablo II nunca haya tenido la autorización de Beijing.
El Papa advirtió que el fundamentalismo “pone en peligro la paz” y pidió “que no haya ninguna confusión entre credo y violencia”, al encabezar un encuentro interreligioso y ecuménico en Mongolia al que, entre otros, asistieron representantes ortodoxos y del budismo, predominante en la región.
“El hecho de estar juntos en el mismo lugar ya es un mensaje. Las tradiciones religiosas, en su originalidad y diversidad, comportan un formidable potencial de bien al servicio de la sociedad”, planteó el pontífice al encabezar el encuentro en el teatro Hun de la capital Ulán Bator.
En ese marco, el Papa propuso a la iniciativa como un modelo a seguir a nivel mundial y sostuvo que “si quien tiene la responsabilidad de las naciones eligiera el camino del encuentro y del diálogo con los demás, contribuiría de manera determinante a poner fin a los conflictos que siguen causando sufrimiento a tantos pueblos”.
Para el Papa, “armonía es quizás el sinónimo más apropiado de belleza. Por el contrario, la cerrazón, la imposición unilateral, el fundamentalismo y la coerción ideológica arruinan la fraternidad, alimentan tensiones y ponen en peligro la paz”.
Entre los presentes, hubo representantes de la Asociación de Musulmanes de Mongolia, de los Ortodoxos rusos, de la Iglesia adventistas del séptimo día, judíos y evangélicos.
En esa línea, el Papa pidió “que no haya, por tanto, ninguna confusión entre credo y violencia, entre sacralizado e imposición, entre camino religioso y sectarismo”.
Con presencia de representantes del budismo, el Papa aprovechó para recordar las persecuciones que sufrieron los miembros de esa religión en el siglo XX a manos de los regímenes comunistas de la zona.
“Que la memoria de los sufrimientos padecidos en el pasado, pienso sobre todo en las comunidades budistas , nos dé la fuerza para transformar las heridas sombrías en fuentes de luz, la ignorancia de la violencia en sabiduría de vida, el mal que arruina en bien que construye”, agregó.
Francisco, de 86 años, visita Mongolia desde el viernes y hasta este lunes, en un viaje en el que encuentra a la pequeña comunidad católica de 1.500 fieles y aprovecha su presencia en lo que llamó el “corazón de Asia” para pedir por la paz.