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Subsidios al transporte: ¿federalismo o centralismo?
El secretario de Industria y Desarrollo Productivo de la Nación, José Ignacio De Mendiguren, aseguró que el gobierno nacional "va a elaborar un plan" junto a los industriales carroceros de la región para resolver los problemas vinculados con las restricciones a las importaciones y la competencia que genera en forma directa la presencia de la compañía Marcopolo, de capitales brasileños, instalada en Villa Gobernador Gálvez.
"Los industriales de la región vinieron con ese problema y dialogué con ellos y con la empresa Marcopolo y en la charla el reclamo profundo es que no tienen insumos para competir con esa compañía", dijo el funcionario integrante del gabinete económico
Dijo que los empresarios del polo carrocero regional le solicitaron "que les dejemos importar al mismo nivel que Marcopolo porque tienen mucho trabajo", dijo y aseguró: " Nos vamos a volver a juntar y voy a hacer con ellos un plan".
Las dificultades para importar insumos generaron fuertes tensiones al interior de la industria argentina que encontró en este escollo un límite al crecimiento que venía experimentando, aún en tiempos de guerra y pospandemia. El sector carrocero, que tiene en la región su polo productivo, comenzó a agitar las aguas en ese sentido y llevó su demanda al gobierno nacional.
Allí no sólo plantearon dos puntos principales. Por un lado la necesidad de contar con mayor provisión de chasis para carrozar y por otro, que el ingreso de importaciones entre los fabricantes de carrocerías sea equitativo de acuerdo a la cantidad de empleados.
Así lo planteó Guillermo Rodríguez presidente de la Cámara de Carroceros de Ómnibus de Larga Distancia (Caladi) entidad que nuclea a los industriales rosarinos, quien explicó que fue ese pedido el que elevaron a De Mendiguren en el encuentro.
Marcopolo Argentina es el mayor fabricante de carrocerías de ómnibus de larga distancia en el país. En esa línea, la compañía de capitales brasileños que comenzó a operar en Argentina en el año 1992 y hoy detenta el 50% del mercado local, anunció la inversión en paquetes tecnológicos de punta que impulsará la capacidad exportadora de la industria.
Esos planes de Marcopolo fueron los que esa compañía también le presento a De Mendiguren durante la convocatoria que realizó el funcionario. "Presentaron un plan para desarrollar un modelo nuevo, una nueva generación totalmente distinta y la quieren producir acá", indicó el funcionario, quien además aseguró que la empresa de capitales brasileños le planteó que "están trayendo kits que ellos no fabrican para entrenar personal y desarrollar esa nueva tecnología".
Desde Caladi consideran que esta estrategia esconde otra realidad y denuncian que los planes de la compañía brasileña son reducir al polo industrial rosarino, el más importante del país, en un complejo de mero ensamblaje y desarticular a los proveedores locales utilizando métodos de producción "anticompetitivos".
De acuerdo al informe de situación presentado por la Caladi a De Mendiguren, el complejo carrocero importo 24,1 mil millones de dólares en insumos productivos, de ese total sólo el 5% corresponde a las empresas nacionales.
De este total y en consonancia con lo presentado por Caladi, 18,2 mil millones de dólares corresponden a insumos no críticos, es decir aquellos que pueden ser suplidos por productos argentinos. El 79,5 % de las importaciones de insumos de las carroceras extranjeras respondieron a este patrón, lo que atenta contra la formación de una cadena de valor nacional.
Además, según Caladi, el 98% de los materiales necesarios para la fabricación de la estructura y exterior de una unidad de larga distancia puede encontrarse en el mercado local. En ese caso, los carroceros locales se preguntan por qué razón los industriales extranjeros necesitaron utilizar tamaña cantidad de divisas.
Los miembros de Caladi argumentan que se debe a que la firma extranjera, y apuntan concretamente a Marcopolo, no utiliza proveedores locales. “Importan chasis enteros, hasta las cortinas traen de afuera. Están trayendo los caños estructurales desde Brasil, algo que yo nunca vi en mi vida” , dijo Rodríguez quien además de dirigir la cámara es titular de la empresa Carrocerías Nicolo.
La importación de chasis completos apañados por disposiciones del Mercosur transforma a Argentina en un centro de ensamblado. Los industriales locales señalan que “aquí, solo unen el chasis con la carrocería” desplazando a la mano de obra y los proveedores de industriales locales.
El ejemplo de ello reside en que para la industria de capital nacional, la producción de un chasis demanda 2.400 horas hombre y 45 días de trabajo. Rodríguez explicó que, reemplazando la producción local por el simple acople del chasis, la compañía brasileña, sólo utiliza 100 horas hombre y 3 días de proceso.
"La utilización de menos horas hombre, son menos puestos de trabajo" dijo y señaló que una reducción en los tiempos de entregas de las unidades genera una competencia desigual dentro del mercado.
Rodríguez coincidió con el resto de los integrantes del sector en que Marcopolo utiliza menos mano de obra que la que expresa. La compañía anunció el empleo de 750 personas en el Gran Rosario, pero los empresarios locales aseguran que “hace poco tuvo problemas y cesanteó a 150 personas, por lo que emplea a 600 trabajadores ", dijo y "nosotros empleamos a 500 personas pero importamos veintidós veces menos”, aseguró.
A pesar de los reclamos, José De Mendiguren, explicó que entendí que "los carroceros locales no tienen nada contra Marcopolo en particular sino que quieren que les dejemos importar los insumos porque tienen mucho trabajo".
Por ese motivo, y para equilibrar la competencia, los carroceros de la región impulsan que la importación de insumos se autorice sólo para aquellos productos que no tienen reemplazo en el mercado doméstico como las cerraduras, los pisos vinílicos y las ópticas. Es decir, que se apruebe sólo la importación de materiales críticos.
Por otro lado, que las autorizaciones de importación se realicen en base a la cantidad de personal empleado. Los carroceros santafesinos hicieron sus números y estiman que la demanda de divisas para importación se acerca a 2,5 mil millones de dólares para las industrias nacionales y llega a 3,75 mil millones de dólares para el caso de la compañía brasileña, con lo cual señalan como "exageradas", las demandas que realizó Marcopolo en ese sentido.