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Subsidios al transporte: ¿federalismo o centralismo?
Inquilinos y propietarios buscan que el Congreso Nacional reforme la ley de alquileres que rige desde mediados de 2020. Alejandro Bennazar, presidente de la Cámara Inmobiliaria Argentina, afirmó que la principal modificación en la normativa debería ser volver a contratos de dos años e imponer un índice de actualización alternativo.
“Primero y principal, hay que comprender que la ley impacta en forma negativa a inquilinos, propietarios, a los profesionales inmobiliarios y a los constructores y desarrolladores”, expresó el referente de las inmobiliarias.
Bennazar reiteró los puntos que considera deberían modificarse en forma urgente de la ley que entró en vigencia a mediados de 2020. “Si es que no surge una nueva ley en lo inmediato, solicitamos que los contratos que actualmente duran tres años vuelvan a regir por dos años. Y es necesario volver a un índice de actualización alternativo, que puede ser sumar un coeficiente de valor salarial con otro de inflación”, sostuvo.
“Mientras el salario iba por encima de la inflación no había tantos inconvenientes. Ahora, cuando el salario va por debajo de la inflación, hay problemas. Y se produce una incógnita tener un índice atado a la inflación. Solicitamos que se agregue un índice más, que es el coeficiente de valor salarial, incluso para los créditos hipotecarios que en algunos bancos van a volver a utilizar, o impulsar estímulos en distintas metodologías en este aspecto”, agregó.
Al ser consultado sobre los niveles de rentabilidad que presenta el mercado de alquileres, el titular de la Cámara de Inmobiliarias analizó: “En 2022, tuvimos dos fotos. Una al principio de año y otra al final. Los valores han cambiado en estos meses. Al inicio de 2022 teníamos una rentabilidad que no superaba el 2 por ciento y hoy está en una del 4 por ciento. Pero cuando tenés estos niveles de inflación, ese cuatro a los pocos meses se convierte en un dos y cuando termina el año ni siquiera supera el 1.5 anual. La rentabilidad se desdibuja”.
Y en ese sentido, Bennazar agregó: “Por un lado, al inicio de un contrato se empieza a tener una rentabilidad aceptable, de 3,5 o 4 por ciento, pero se sabe que a los dos, tres o cuatro meses se empieza a perder. Por ejemplo, supongamos que hoy con un alquiler podemos comprar un kilo de yerba. A mitad de año, vamos a comprar la mitad de ese paquete y de acá a fin de año, estaremos comprando el 15 por ciento de esa yerba. Y eso no beneficia a ninguna parte. Para el que paga, es mucho, y para el que cobra prácticamente se le diluyó el dinero. Por eso los valores locativos se están hundiendo”.