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Subsidios al transporte: ¿federalismo o centralismo?
Este miércoles apenas cayeron 7 milímetros en la zona del Gran Rosario, según el reporte de Agricultores Federados Argentinos (AFA). Y si bien la situación sigue siendo crítica, los pronósticos y las actualizaciones son bastante alentadores para este 2023, tras un 2022 complicado a nivel hídrico que afecto a toda tipo producción; frutícola, hortícola y ganadera.
Así lo confirmó María José Dickie, ingeniera agrónoma del Inta (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria) Cañada de Gómez y docente de la cátedra de climatología agrícola de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNR. “Hasta abril va a continuar La Niña con precipitaciones menores a lo normal, pero ya se nota su debilitamiento y estaríamos pasando a una neutralidad”.
La experta en climatología agrícola adelantó que luego habrá condiciones normales de precipitaciones de acuerdo a las estadísticas históricas de cada localidad. Pero aclaró que “no vamos a tener lluvias de gran volumen porque normalmente a partir de marzo las precipitaciones empiezan a disminuir”.
Sin embargo insistió en que los registros hídricos “tenderían a normalizarse, algo que estamos necesitando imperiosamente”. La ingeniera que realizó una estadística de los últimos 62 años en Cañada de Gómez, confirmó que el 2022 fue el más seco, “llovieron 540 mm sobre los 1020 mm de promedio anual, la mitad de lo que llovería normalmente”.
“Si a esta realidad se le suma que se está atravesando el tercer año consecutivo de La Niña, la situación se torna más crítica en cultivos productivos agrícolas y hortícolas afectados por esta sequía”, sumó.
En esa línea, explicó que “las napas, que antes las teníamos a una profundidad donde las plantas podrían aprovechar el agua, ahora descendieron mucho y no son efectivas, por lo que la situación es altamente crítica”.
La docente comentó que por la sequía que se viene arrastrando, una de las estrategias fue no sembrar maíz en septiembre y se lo postergó hasta diciembre, pero tampoco se pudo por la falta de agua. “Los productores con varios años de actividad, nos dicen que es la primera vez que quedan lotes sin sembrar”.
“Tampoco se pudo sembrar soja de segunda, que se hace después de la cosecha del trigo, ni el maíz tardío de diciembre”, explicó. También se refirió a otra situación preocupante que se está dando en el norte de Santa Fe “donde el problema con los animales es la falta de agua para beber, no el pasto”.
“La pastura en nuestra zona no está tan mal pero los animales ya se están comiendo las reservas. No hay campos naturales con materia verde y la producción de alfalfa que se sembró el año pasado es nula por una gran mortandad de plantas. Por todo esto, el panorama es crítico si no se revierte la situación hídrica”.
Por último, Dickie recordó que otros problemas climáticos fueron las heladas tardías de octubre y noviembre “que incluso se dieron de manera intensa en otras provincias como en Mendoza donde afectó las producciones de vid y vinos y en otras zonas a las de duraznos y cítricos”.
La Niña es un fenómeno que produce un enfriamiento a gran escala de las aguas superficiales de las partes central y oriental del Pacífico ecuatorial, además de otros cambios en la circulación atmosférica tropical en los vientos, la presión y las precipitaciones, la Organización Meteorológica Mundial.
Por lo general, tiene efectos en el tiempo y el clima opuestos a los de El Niño, que constituye la fase cálida del fenómeno denominado El Niño-Oscilación del Sur (ENOS).
El fenómeno tiene una periodicidad irregular, usualmente ocurre cada 2 a 7 años, y se declara la fase El Niño/La Niña cuando las temperaturas del mar en el Pacífico oriental tropical aumentan/disminuyen 0,5°C por encima/por debajo del promedio durante varios meses consecutivos (5 trimestres).
Los efectos sobre nuestro país son diversos y varían dependiendo de la fase, la región y la época del año. En particular, durante la primavera y el verano el noreste argentino tiende a registrar lluvias superiores a las normales durante la fase El Niño. En cambio, durante la fase La Niña la misma zona tiende a registrar precipitaciones por debajo de lo normal, según el Servicio Meteorológico Nacional.
Sin embargo, todos los fenómenos climáticos de origen natural se producen ahora en el contexto del cambio climático, que provoca un aumento de las temperaturas mundiales, exacerba los fenómenos meteorológicos y climáticos extremos, y altera la configuración de las temperaturas y las precipitaciones estacionales.
Fuente: La Capital