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Subsidios al transporte: ¿federalismo o centralismo?
El caso de Chiara Páez, la chica de 14 años asesinada y enterrada en el patio de una casa en la ciudad de Rufino la madrugada del 10 de mayo de 2015, dio un giro. La Corte Suprema de Justicia de Santa Fe ordenó que un nuevo tribunal de primera instancia vuelva a calcular a pena que se le aplicó a Manuel Mansilla por el femicidio de quien fuera entonces su novia, cuyo crimen dio nacimiento en el país y el mundo al movimiento "Ni una menos". Mansilla fue sentenciado a 21 años y 6 meses de prisión.
Fuentes del alto tribunal de Justicia aclararon que no se trata de una "anulación" del fallo, sino de una revisión, "como corresponde", de la pena impuesta, ya que el joven tenía 17 años cuando ocurrió el crimen del que se confesó culpable, y "fue condenado como si fuera un adulto. No se cuestiona el fallo ni la culpabilidad del joven, sino el monto de la pena impuesta, que debe ser revisto", afirmaron.
La familia de la víctima no tardó en reaccionar. Fabio Páez, su papá, consideró "triste y peligroso" el fallo, atento a la cantidad de femicidios y muertes violentas que hay entre los jóvenes. Y Verónica Camargo, la mamá, se refirió al argumento que menciona a la defensa de las infancias: "Aquí la única niña era mi hija", espetó.
La pena de prisión, en esta nueva instancia, podría reducirse a un plazo de entre 10 y 15 años. Mansilla, que al momento de cometer el femicidio de Páez tenía 17 años, podría acceder así en corto tiempo al beneficio de salidas transitorias.
La resolución del alto tribunal de Justicia hizo lugar a un recurso de inconstitucionalidad presentado por la defensora pública general de Menores, Gabriela Del Castillo.
Chiara acababa de cumplir, dos días antes de su muerte, 14 años. La noche del sábado 9 de mayo de 2015 se reunió con unas amigas. A la medianoche, les dijo que se iba a encontrar con el novio, con quien mantenía una relación desde hacía unos ocho meses, y que volvería antes de la 1.30, pero jamás regresó.
Ante esta situación, las amigas de la adolescente le mandaron mensajes por el celular, que fueron respondidos con una escritura que les resultó extraña. Llamaron al novio, pero éste les dijo que ya no estaba con ella. Se asustaron y se comunicaron con la mamá de la chica. Así comenzó una búsqueda frenética que duró todo aquel domingo, hasta que unos perros especialmente adiestrados condujeron a los pesquisas hasta la casa del novio, en bulevar San Martín 818, de Rufino. Una vez adentro, se pararon sobre un montículo de tierra. Allí estaba Chiara, ya sin vida y enterrada.
Chiara cursaba un embarazo de ocho semanas, algo que estaba en conocimiento de su mamá pero no de su padre Fabio, que se enteró que iba a ser abuelo cuando su hija ya había muerto. “¿Cómo no la iba a entender si yo mismo fui papá a los 18 años? Podía haber venido tranquilamente a hablar conmigo por el tema del embarazo, yo no le hubiese negado la ayuda en ningún momento”, lamentaba Fabio.
El 8 de septiembre de 2017, Manuel Ignacio Mansilla Gallegos fue condenado a 21 años y seis meses de prisión por el delito de homicidio agravado por femicidio, cometido cuando tenía 17 años, y "del que fuera encontrado autor materialmente responsable por sentencia del 5 de julio de 2016, y confirmado por la Cámara de Apelación en lo Penal el 3 de abril" de ese año.
Así lo resolvió el juez de Menores Javier Prado, quien tuvo a su cargo la imposición de la pena luego de que el joven fuera declarado culpable del femicidio. Previamente, el juez penal Adrián Godoy había resuelto la situación procesal de Mansilla, al que declaró autor penalmente responsable del delito de homicidio calificado por femicidio, aunque no por el vínculo.
Según se pudo probar durante todo el proceso judicial, la chica sufrió un corte en el cuello y varios golpes en la cabeza. Su cadáver fue enterrado en el patio trasero de la casa de Mansilla, que compartía con sus abuelos, su madre y la pareja de ésta.
La familia de Chiara se enteró la noche del jueves de la resolución de la Corte, pero sólo por comentarios. Y el viernes el tema tomó estado público. Las reacciones no tardaron en llegar.
"El mensaje que se está dando es triste y peligroso", consideró Fabio Páez. "Si el máximo de la pena para un menor es de 15 años, este hombre ya va empezar a salir a la calle a fin de 2022. Venimos de femicidio en femicidio, de asesinato en asesinato de jóvenes. ¿Qué le puede costar a éste volver a matar, o a violentar a otra chica?", se preguntó. Y vaticinó: "Esto fomenta que por conveniencia se inculpe a los menores por los delitos que se cometen".
Es que la familia siempre abrigó la sospecha, o más bien la certeza, de que el adolescente no pudo haber actuado solo, y que algún adulto tuvo que haber participado en el asesinato. De hecho, había adultos en la casa cuando ocurrió el crimen. Chiara era una chica de complexión más bien robusta, deportista, fuerte, y el joven era delgado y menudo.
Sin embargo, Mansilla asumió toda la culpabilidad. Los familiares de la chica creen que lo hizo para salvaguardar al mayor (o los mayores) implicado, amparándose él en su condición de menor de edad.
Incluso, en la reconstrucción del hecho, hizo lo posible para hacer creer que él había sido capaz de violentar a Chiara hasta provocarle la muerte, y hasta cavar la fosa donde la enterró. "No logró hacerlo, no consiguió demostrar siquiera que tenía la fuerza de levantar a Chiara sin vida. Le pusieron a una mujer policía con un físico similar al de mi hija y no pudo con ella. Y eso que la mujer estaba viva, cuando cargar un cuerpo muerto es todavía más difícil. Después dijo que la había arrastrado, y no se encontraron huellas de arrastre", recuerda el padre de la víctima. Finalmente, el joven fue el único condenado.
También habló Verónica Camargo, la madre de Chiara. En relación al contenido del fallo, que hace hincapié en la condición de menor de Mansilla al momento del hecho y a las normas internacionales que establecen un trato diferente para las infancias en relación a los adultos. Dijo que “la única niña era Chiara”, que tenía 14 años recién cumplidos.
“Un niño no actúa con la frialdad que actuó Mansilla, con las atrocidades y aberraciones que le hicieron a Chiara”, dijo la mujer en diálogo con la agencia Télam. Y destacó “la frialdad de llamarme a mí para decirme que Chiara no había regresado a su casa, cuando recién la había matado. Eso no es de un niño".
La familia ya anunció que apelará todas las instancias, hasta llegar incluso a tribunales internacionales.