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Subsidios al transporte: ¿federalismo o centralismo?
El río Paraná volvió a ubicarse en valores menores a cero, a la altura de Rosario, en el marco de la prolongada bajante que sólo se asemeja a las registradas en la década del 40. Este lunes al mediodía, la altura del río marrón midió quince centímetros por debajo de la escala que se utiliza para medir la profundidad del agua en la costa del puerto local.
Estas nuevas mediciones suman un alerta sobre la bajante que exhibe el Paraná desde el invierno del 2020, con sus consecuencias para la navegación y las operaciones de puerto, la provisión de agua potable a las ciudades y las actividades económicas vinculadas a la explotación de la cuenca.
De acuerdo a los registros realizados por la Prefectura Naval Argentina, este lunes el río descendió a -0,15 metros en el puerto de Rosario. La última medición, de este mismo lunes por la madrugada, había sido de un milímetro por encima del cero. El domingo, el Paraná medía 16 centímetros en la terminal rosarina.
Las cifras ponen al río muy por debajo de las mediciones normales para esta época del año. De acuerdo a los registros del Instituto Nacional del Agua, desde 1996 la altura media del Paraná se mantiene en 3,14 metros; mientras que el límite de aguas bajas es de 2,40.
Entre julio y septiembre, los peores meses de la actual bajante, el Paraná quedó varias veces en niveles negativos de la escala del hidrómetro del puerto de Rosario. La última de esas mediciones extremas se dio durante el primer día del mes de septiembre cuando el río acusó 29 centímetros por debajo del cero.
Los pronósticos del Instituto Nacional del Agua no son muy alentadores. Los especialistas coincidieron que “se podría pensar que el río va a bajar un poco más durante este 2022”.
Según confió el subgerente de alerta hidrológico del INA, Juan Borús, “no hay vistas de cambio sobre lo que venimos viendo desde marzo del año pasado. Se hizo una reunión mensual en el Servicio Meteorológico Nacional en donde se analizan las tendencias climáticas y no hay motivos para ser optimista”.
“El nivel de la escala de Corrientes, que es donde entra el río Paraná en territorio argentino es la más baja desde que empezó la bajante. Inclusive deberíamos pensar que va a bajar un poco más de lo que está ahora en todas las escalas a lo largo del río”, afirmó el especialista en diálogo con Radio Nacional.
Partiendo desde la visión del experto del INA, el hecho que el río Paraná pueda comenzar a repuntar a mediano plazo “dependerá de dónde se dan las lluvias y la frecuencia, de manera que el patrón de precipitaciones sobre la alta cuenca del Paraná, la alta cuenca del Paraguay y la alta cuenca del río Iguazú se vaya normalizando”.
“Una vez que eso ocurra hay que esperar que la condición de humedad de suelos en general también vaya normalizándose y a partir de ese momento se podría pensar que los afluentes menores del Paraná aportarán un caudal mayor y va a ir creciendo”, continuó Borús.
Desde que comenzó la bajante, el INA se mantiene en permanente contacto con Cancillería y países vecinos que comparten la cuenca del río Paraná. Durante 2020 y 2021 los embalses de la alta cuenca del Paraná en Brasil tenían reservas con las que se pudo atenuar los efectos de la bajante en tres oportunidades, pero Borús sostuvo que “la persistencia de la sequía es tal que hace que las reservas ya no sean las mismas, están muy bajos los niveles. Y al suceder esto tampoco podremos contar con esa ayuda a futuro”.
La bajante del agua afectó la fauna ictícola; produjo inconvenientes en el riego de cultivos y complicó las producciones industriales que necesitan captar agua. También acrecentó los problemas de incendios en las islas, ya que en otras situaciones el agua funcionaba como cortafuego natural; y los de contaminación del agua, ya que se redujo la capacidad del río de dilución de los afluentes crudos o industriales.