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Subsidios al transporte: ¿federalismo o centralismo?
Los titulares de licencias de taxis ya hacen los primeros movimientos en pos de un reajuste de tarifa. Entienden que la actual presenta un desfasaje “del ciento por ciento”, y si bien admiten que hubo un repunte notable de trabajo, consideran que para antes de fin de año el precio del servicio debería aumentarse “un 35 o 40 por ciento”.
Así lo manifestó José Iantosca, referente de la Cámara de Titulares de Licencias de Taxis de Rosario (Catiltar). El dirigente taxista remarcó que los números del sector “están realmente muy mal. Hay que recordar que en el período marzo- abril, el último estudio de costo del servicio daba un atraso del 70 por ciento. A eso hay que sumarle todos los aumentos que se dieron en el GNC. En los últimos cinco años el GNC aumentó el 1.100 por ciento y nosotros no llegamos al 500 en la tarifa”.
El referente de una las asociaciones que agrupa a los titulares de licencias afirmó que “si bien ha aumentado el trabajo, los costos siguen siendo muy altos. El desfasaje que tenemos supera el 100 por ciento. Estamos seguros que, después del último estudio de costos de abril, todos los componentes de la tarifa subieron un 70 por ciento más. Aumentaron los autos y los repuestos. Todo acompaña la inflación. En el tema de las cubiertas, escasean y donde las podés comprar valen el doble de lo que tendrían que costar. Lo mismo con los otros repuestos”.
“No soy economista. No sé qué pasa, pero se hace difícil”, agregó Iantosca y en ese contexto inflacionario a nivel general consideró que es momento de mover las fichas en pos de una reactualización de la tarifa. “Al 1º de diciembre tenemos que tener un buen aumento. Hay que ser sincero también. No vamos a ir al Concejo a pedir un aumento ahora, antes de las elecciones, porque no nos van a dar ni la hora, pero eso no debería ser así. Creo que para el 1º de diciembre no nos tenemos que caer de un 35 o 40 por ciento de aumento, sino no podemos seguir”, consideró.
Iantosca admitió que hay “una sobredemanda” de trabajo, incluso superior a antes de la pandemia, pero sin embargo aclaró que esa reactivación no llega a equipararse con la corrida de precios que provoca el proceso inflacionario. “Mientras tenés el auto en funcionamiento está todo bien, pero cuando el vehículo se rompe o hay que salir a pagar todos los insumos, el dinero no alcanza”, precisó.
“Ese es el gran problema. Tenemos muchos autos para cambiar. El que tiene la suerte de sacar un 0KM tiene ocho o nueve meses de espera. Tiene que seguir trabajando con el auto viejo y cuando se rompe hay que conseguir repuestos que no hay o no te alcanza para pagarlo”, agregó.
Iantosca citó como ejemplo el cambio de un juego medio de cubiertas, con alineación y balanceo, cuesta entre 100 mil y 110 mil. “Y si necesitás hacer alguna reparación de tren delantero, algo que suele hacerse por algunos de los problemas cotidianos que suelen surgir en el taxi, no baja de 120 mil pesos. Tenemos una gran contradicción: hay una sobredemanda de trabajo, que me hace acordar a 2006, pero no podemos soportar estos costos. El auto se rompe más”.