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12:38:06 28/07/2021

"Los chicos no sueñan con ser narcos, pero ahí ven una salida a una vida de exclusión"

El cura párroco Claudio Castricone, quien trabaja desde hace muchos años en barrio Tablada, en la zona sur de Rosario, se pronunció sobre las declaraciones de la precandidata a senadora Carolina Losada, quien dijo que en la provincia “los chicos sueñan con ser soldaditos o sicarios”. Los dichos de la periodista, que competirá en las próximas elecciones por una banca en el Congreso Nacional por la alianza de Juntos por el Cambio, generaron repudio en un amplio sector de la política.

El responsable de la parroquia Nuestra Señora de Fátima, opinó: “No me animo a decir que los chicos sueñan o quieren ser sicarios, pero sí que ven ahí una salida a su vida. Como todos los adolescentes, los chicos de nuestros barrios también quieren tener cosas o plata fácil y el delito es una manera de tener dinero. Primero siendo soldaditos y después sicarios”.

El cura de barrio Tablada planteó que su preocupación pasaba por saber las causas por las cuales adolescentes terminan tomados por el narcotráfico. “No sé si quieren ser narcos o sicarios. El que se va del país, ¿se quiere ir de su patria o no le queda otra? Eso se puede discutir. Muchos de estos chicos ven una salida en la parte económica, optando por lo ilegal y violento. No sé hasta qué punto eligen eso o los llevan las circunstancias. A mi me preocupa saber por qué terminan en esto”.

Castricone esbozó una explicación en base a su experiencia de años de trabajo en una de las zonas con altos índices de violencia de la ciudad. “Una de las causas es que se sienten expulsados de la sociedad, excluidos. También son marginados de la educación. Eso me preocupa mucho. Seguramente, ninguno de estos chicos terminó la secundaria y no sé si la empezaron. El asunto es plantearse por qué la educación no los contiene. Si la escuela secundaria es obligatoria, ¿dónde está el Estado controlando esto, apoyando?”.

En ese sentido, manifestó: “A veces queremos que todos formen parte de la educación en único formato, y en estos barrios es muy difícil estudiar cómo se estudia en el centro, donde el chico tiene su computadora, su dormitorio y ahí puede estudiar tranquilo porque tiene conectividad. En las escuelas de los barrios se exige lo mismo, pero no con las mismas condiciones. El pibe dejó la escuela, está en la esquina todos los días, viene alguien que le ofrece plata fácil por cuidar un búnker y agarra ese dinero. Los chicos no sueñan o eligen ser soldaditos, pero es una triste realidad. Una salida ventajosa para ellos frente a la exclusión”, remarcó.

“Cuando los chicos repiten primer año una, dos veces, no van más a la escuela. Hay que replantearse eso: por qué un chico repite varias veces primer año. Tratamos de dar alguna respuesta con algún Eempa, pero tenemos que plantearnos una sociedad que no sea excluyente y que la escuela no expulse alumnos. A los chicos les queda ser peón de albañil, ganando dos pesos, porque se les cerraron otras puertas. Después, llega alguien ofreciendo algo distinto, mucho más fácil, sabiendo que corren peligro, pero como la mirada es inmediatista, aceptan y agarran viaje por más que saben que pueden perder la vida en una lucha de bandas”, subrayó.

 

Fuente: La Capital