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Reinaldo Bacigalupo, presidente del Mercado de Pichincha, reveló que el cierre del pub Johnny B. Good “no es un caso aislado” y que el cese de negocios en ese rubro de gastronomía “es algo que se ve con mucha frecuencia”. En esa entidad que agrupa a los bares y restaurantes en una de las zonas más grandes en el circuito gastronómico, llevan contabilizados 15 negocios cerrados desde que se inició la pandemia.
La novedad del cierre del pub ubicado en la emblemática esquina de bulevar Oroño y Güemes, con 45 empleados en la calle, causó un fuerte impacto en uno de los rubros que más sufrieron los perjuicios económicos por la pandemia. Una crisis económica que viene de arrastre del año pasado y las restricciones impuestas para evitar la propagación del coronavirus fueron el cóctel explosivo que terminó poniendo en crisis a uno de los sectores más pujantes del comercio de Rosario.
Además de Johnny B. Good, en las últimas semanas bajaron sus persianas entre otros Queen's, también en Oroño y Güemes; El Resorte, en Jujuy y Pueyrredón, y Blest, en Alvear y Güemes.
Bacigalupo contó que “alrededor de 15 bares y restaurantes cerraron en la zona de Pichincha, sólo de los que participan en la asociación civil. Hay otros que no cerraron definitivamente, pero que están cerrados en pandemia y no sabemos si volverán a abrir. Hay muchos en venta. La situación es complicada porque somos un polo importante en Rosario.
Al ser consultado sobre el costo de los alquileres en la zona más tradicional y comercial de Pichincha, Bacigalupo dijo que “son altos” y que si bien algunos dueños bajaron un poco sus pretensiones por la pandemia, “ahora que los locales están abierto y el 80 por ciento de los negocios está pagando el alquiler al ciento por ciento. Con los números de facturación actual es muy difícil cumplir con ese pago”.
El empresario sostuvo que muchos contratos de alquiler “están dolarizados. Eso es una locura. Siempre recomendamos que nadie acepte un alquiler en dólares. Un alquiler en la zona más emblemática de Pichincha ronda los 400 mil o 500 mil pesos, en locales grandes, de 500 o 600 metros cuadrados. Pero los alquileres más bajos rondan los 60 mil pesos para arriba”.
Bacigalupo indicó que la gastronomía en Rosario “está funcionando a pérdida''. Tener los locales abiertos es un atenuante, pero la realidad es que las pérdidas siguen siendo grandes y los locales siguen sin llegar a un punto de equilibrio”.
En ese sentido, expresó que hay tres factores muy importantes que golpean al rubro. “La recesión económica como producto de la pandemia, que seguirá por mucho tiempo; la capacidad de ocupación de los locales al 50 por ciento, y a restricción horaria.
“Sobre los dos primeros, no podemos hacer nada. Nadie está pidiendo ampliar la capacidad. Pero pedimos que se flexibilice la restricción horaria, que nos otorguen una extensión en el horario de atención al público”, agregó.
“La gente puede entrar hasta las 23 y eso hace que trabajemos en un solo turno de los dos. El argentino está acostumbrado a salir hasta más tarde. Ese combo de capacidad ocupacional reducida y restricción horaria hace que estemos trabajando a un 25 o 30 por ciento de nuestra capacidad plena”, subrayó.
Por su lado, Alejandro Pastore, de la Asociación Empresaria Hotelero Gastronómico de Rosario, señaló que algunos dueños de bares y restaurantes "prefieren no comunicar el cierre de sus negocios a la entidad. El número certero aparece cuando se dan de baja en la Municipalidad en el Derecho de Registro de Inspección".
"Algunos comercios del rubro han cerrado, pero los dueños no devolvieron los locales. Prefieren aguantar, indemnizar a los empleados y mientras tanto pagan el alquiler para no perder todo lo que tienen, esperando que la situación por la pandemia mejore".
Fuente: La Capital