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12:27:15 12/01/2014

Zamarini: "La intendenta tiene desconfianza manifiesta por intolerancia política"

Entrevista a Miguel Zamarini. Presidente del Concejo Municipal de Rosario desde 2005. En el año 1995 ingresó como edil y renovó su banca hasta el año 2001. En ese momento, asumió el cargo de secretario de Promoción Social de la Municipalidad, hasta el año 2003. Con 40 años de militancia socialista, se referencia en el sector de Rubén Giustiniani.


El presidente del Concejo Municipal, Miguel Zamarini, admite que están dinamitados todos los puentes con la intendenta Mónica Fein y acusa a la jefa del Ejecutivo rosarino de "falta de amplitud" e "intolerancia política". La relación entre los socialistas Fein y Zamarini quedó limada tras el ofrecimiento oficial a Miguel Cappiello para que se haga cargo de la presidencia del Palacio Vasallo.

En una entrevista con LaCapital, Zamarini endureció el tono, blanqueó una alianza política con sectores de la UCR y el PDP y dio explicaciones sobre el frustrado intento de ascender a planta permanente a 22 empleados del Concejo Municipal.

—Su año pareció haber sido muy complicado en la presidencia del Concejo.

—Un poco más que otros años. Coordinar el Concejo es complicado, tiene un plus sobre la tarea de un concejal: hay que administrar y ejercer más responsabilidades. Hubo tragedias en la ciudad que nos conmovieron, casi en paralelo con el tiempo electoral. Cada vez que se renueva el Concejo hay conversaciones, y la elección del presidente tiene que ver con eso. En eso no hubo nada distinto.

—¿Le sorprendió que la intendenta le haya quitado el apoyo después de tantos años como presidente del Concejo? "Mi candidato es Cappiello", había dicho Fein.

—En realidad ya había habido otro intento de candidatura, yo tomé nota. Sabía que lo de la intendenta no venía por el lado mío, había otros. Candidatos y candidatas cercanos a la Intendencia. Yo le pregunté a Cappiello si pensaba ser candidato a presidente y él me dijo que no, que no había llegado al Concejo para ser postulante a presidente del cuerpo. Estas cosas se definen en el Concejo y con los votos. Alguien puede desear a determinado candidato pero la realidad impone otra cosa. Hacía varias semanas que muchos concejales expresaban a viva voz que yo iba a ser nuevamente presidente.

—¿La intendenta la comunicó a usted que no era el candidato del gobierno?

—Sí. Yo le dije que cada uno tenía derecho a hacer lo conveniente, pero que yo ingresé al Concejo por mi propia boleta, por el voto ciudadano. Y que ahora lo definían los pares, los concejales. Y que yo seguía adelante con mi candidatura. Lo mío es muy legítimo.

—¿Y hoy cómo es su relación con la intendenta?

—No existe. No se puede hablar de ello porque la última vez que hablé con ella fue en los días previos al 10 de diciembre, después no hablamos más. Si no me llaman... Sí por supuesto he trabajado en el ámbito del Concejo para garantizar cuestiones de la ciudad, más allá de que tenga o no buena relación con la intendenta. Tengo obligaciones y debo cumplirlas. Pudimos sacar para adelante proyectos clave para la gestión: aumento de transporte y el presupuesto 2014.

—¿Fue una respuesta a lo que dijo sobre usted la intendenta, quien lo acusó de no garantizar la gobernabilidad?

—No sé qué es eso de la gobernabilidad, no sé cómo lo entiende cada uno. La mitad más uno de los concejales e, incluso, la oposición apoyó un aumento de tarifas después de un acto electoral. La última vez fue la delegación de facultades para la Intendencia, con un costo altísimo. Hace dos años no había modo de lograr estas votaciones. Hace dos años con el doble voto mío le delegamos la potestad a la intendenta de fijar la tarifa.

—¿Y por qué Fein lo apunta directamente a usted?

—Creo que hay una desconfianza manifiesta por intolerancia política. Esto no es un club de amigos ni una familia en la que uno todo el tiempo tiene que ceder posiciones. Uno no le puede conceder a un hijo que está equivocado todo lo que se le ocurre.

—¿Está diciendo que hay sectarismo político de parte de Fein?

—Yo creo que hay falta de amplitud, usted léalo como le parezca. Falta amplitud, no se puede gobernar en soledad, hay que dialogar con todos los sectores hoy más que nunca porque esta realidad es sumamente compleja. Mucho más compleja que mucho antes. Este es el país que vivimos y la ciudad donde estamos, no se puede perder de vista eso. Llevar adelante el Concejo no es un trámite, por eso yo actúo abriendo el diálogo con todos los sectores de la vida política, no con alguno en particular. Como militante socialista desde hace más de 40 años le digo que no veo otro camino.

—¿Este es el peor momento del socialismo desde que gobierna Rosario?

—No sé si es tan así, porque la realidad es más compleja y demandante. La gente demanda soluciones de temas que no le corresponden al municipio. Pero cuidado, no se lo demanda solamente al Ejecutivo, también a los concejales.

—¿Usted integra ahora un nuevo espacio en el Frente Progresista con Rosúa y Poy?

—Es un espacio nuevo, no premeditado, que apareció en la antesala de todo esto que estamos conversando. Este espacio no indica dejar los bloques a los que pertenecemos, porque tenemos identidad política. Poy en el PDP, Rosúa en la UCR y yo en el socialismo tenemos esas banderas, pero adentro del Concejo encontramos espacios de entendimiento.

—¿Y esto tendrá una salida en las elecciones programadas para 2015?

—Podría tenerla, lo estamos pensando. Este acuerdo logró autorizar los gastos a la Intendencia y aumentarle los recursos. La negociación política le dio al oficialismo dos comisiones estratégicas y a la oposición también.

—¿En que quedaron los 22 pases a planta permanente de empleados del Concejo? ¿Había familiares de concejales en esa nómina?

—Esa fue una denuncia pero nunca se probó nada. Nadie trajo un elemento.

—¿No hubo pedido de pase a planta permanente, no fue así?

—No fue así, alguien dijo que fue así y otros repitieron. Usted puede decir algo, pero eso va pasando filtros y cuando está a punto de votarse alguien dice que no es conveniente. Y así pasó hasta que no se votó nunca. En este tipo de decisiones tiene que haber unanimidad.

—¿Y quiénes iban a ingresar?

—Trabajadores del Concejo que no tienen ningún tipo de aportes, que vienen trabajando desde hace mucho tiempo y tienen probada capacidad y currículum. Otros no lo tienen, pero sí otras cualidades.

—¿Y no había familiares de concejales?

—No.

—¿Sigue perteneciendo al sector de Giustiniani?

—Sí, conformamos un sector; estamos con Rubén y otros grupos. Como hay muchos otros sectores en el socialismo. Algunos tienen que hacerse cargo de lo que declaran. Por ejemplo, Lifschitz dijo: "Pueden ser candidatos éste y el otro". Me parece que vamos mal por ese camino. Todos tenemos el mismo derecho, y nosotros también en el Concejo, en el que no solamente estamos los socialistas.

—O sea que para usted Lifschitz no es candidato natural.

—No lo veo como candidato natural, sí como uno de los postulantes. Creo que las primarias les hacen bien a los partidos. Y al Frente Progresista le va a hacer muy bien competir en primarias. Hoy nadie tiene autoridad suficiente para imponer una lista. Algunos dicen: "Miralo a Zamarini, ¡rompió el bloque!". Yo no rompí nada, en todo caso alguno me quiso correr y no pudo. Así como otros expresaron voluntad de ser candidatos, estoy preparado para ser candidato a la Intendencia, pero eso no es lo que hoy me moviliza.

—¿Pueden sumarse a su espacio Boasso, Schmuck y Chale?

—Tendrán que definirlo ellos. Los radicales tienen cuestiones pendientes en sus partidos. Mi límite es el macrismo.

 

Fuente: La Capital