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15:25:58 18/12/2013

La Iglesia católica afirmó que peor que los saqueos es la corrupción política

La Iglesia subió el tono de sus críticas por la corrupción, al considerar que la malversación de fondos públicos es peor que los saqueos a los comercios. Fue por boca del presidente de la Pastoral Social, el obispo Jorge Lozano, quien afirmó sin pelos en la lengua: “Llamemos a las cosas por su nombre y su realidad. Es cuestionable la acción de robar, saquear y destruir. Pero también es cuestionable, y tal vez con más fuerza, el vandalismo de los ricos y el saqueo de los corruptos”. Ello se sumó a la severa crítica por la situación social que había hecho el lunes el vocero del Episcopado, padre Jorge Oesterheld, quien consideró que “las políticas de inclusión fracasaron”.

En una columna de opinión publicada en el diario La Nación sobre los ataques a comercios ocurridos recientemente en diversos puntos del país, Lozano apeló a argumentos descarnados para subrayar la mayor gravedad moral que tiene, a su juicio, la corrupción en relación a los saqueos. “La corrupción que usurpa los dineros del pueblo también aprieta gatillos con balas de hambre o de mala atención de la salud”, dijo. Y agregó que “coimear para la trata de personas es más grave que robar un plasma”.

Lozano dio más ejemplos. “Los sobreprecios en las contrataciones de obras públicas, los sobornos para pasar cargamentos de droga, los funcionarios policiales `prendidos’ en redes de trata y los saqueos morales que nacen en la incoherencia -’haz lo que yo digo, pero no lo que yo hago’- son más violentos y dañinos para el tejido social”. Con todo, aclaró que “como sociedad hemos visto violencia en los saqueos a los comercios o casas particulares y debemos rechazarla y reprobarla. Pero no debemos mirar para otro lado -subrayó el obispo- ante la violencia y la injusticia”.

Lozano apeló a conceptos del Papa Francisco, quien “escribió hace unas semanas algo que nos viene como anillo al dedo: `Hoy en muchas partes se reclama mayor seguridad, pero hasta que no se reviertan la exclusión y la inequidad dentro de una sociedad y entre los distintos pueblos será imposible erradicar la violencia. Se acusa de la violencia a los pobres y a los pueblos pobres, pero sin igualdad de oportunidades las diversas formas de agresión y de guerra encontrarán caldo de cultivo que tarde o temprano provocará su explosión. Cuando la sociedad -local, nacional o mundial- abandona en la periferia una parte de sí misma, no habrá programas políticos, ni recursos policiales o de inteligencia que puedan asegurar indefinidamente la tranquilidad’”.

El padre Oesterheld también había abordado esta semana la cuestión social a partir de los saqueos en declaraciones al portal Infobae. “Son muchos los problemas juntos, entre ellos la inflación, pero también el fracaso de las políticas de inclusión que no han incluido porque hay gente fuera del sistema: lo que hay que hacer es ir al fondo del problema y no quedarse con una explicación simple”. Además, consideró que “el problema de la inflación es fundamental porque licuó la contención de los planes sociales. Lo que falta -puntualizó- es trabajo genuino porque cuando se habla de desocupación se cuenta como personas ocupadas a quienes reciben planes sociales cuando, en realidad, no están ocupados”.

Lozano y Oesterheld formularon sus conceptos después de que la semana pasada la cúpula de la Iglesia se reunió con la presidenta Cristina Kirchner. Al salir de aquel encuentro, el presidente del Episcopado, monseñor José María Arancedo, dijo que se había analizado el tema de los saqueos y opinó que las fuerzas policiales -que se había autoacuartelado en demanda de mejoras salariales- “no pueden dejar huérfana a la población”.

Durante el fin de semana, Cristina destacó en twitter la posición del Episcopado como forma de restar responsabilidad al Gobierno por el marco social en el que se produjeron los saqueos. Antes, en la celebración de los 30 años de la democracia, había dicho que los saqueos “fueron organizados con precisión quirúrgica”.

Previamente, en un comunicado, el Episcopado había llamado a “deponer con urgencia actitudes que comprometen la seguridad y la paz social”. Pero también pidió a los gobernantes “no negar los problemas, sino asumirlos y encaminarlos mediante el diálogo sincero y constructivo”.

Fuente: Clarin