Seguínos en las Redes
  • Coronavirus: el mundo en crisis

16:20:32 26/01/2017

Ordenan el cierre definitivo de un "after" conflictivo y violento de la noche rosarina

La Municipalidad dispuso el cierre definitivo del bar "Junior", uno de los after más conflictivos de la ciudad, ubicado en Avellaneda y Marcos Paz. Allí, el 8 de enero se produjo un tiroteo que dejó un herido. Y en diciembre de 2015, bajo otra razón social, un joven fue asesinado a la salida del local. Los vecinos se cansaron de denunciar ruidos molestos y escenas de violencia en el entorno. El Tribunal de Faltas decretó la caducidad de la habilitación por tergiversación de rubro, ya que el comercio estaba inscripto como bar y pasaba música, y por obstrucción de control ante la resistencia de los dueños a ser inspeccionados.

La decisión administrativa la adoptó, al término de una audiencia pública, el juez de Faltas Gastón Laville. El magistrado tuvo en cuenta dos actas labradas por inspectores municipales por diversas contravenciones.

El funcionario remarcó que las infracciones detectadas por los agentes de control "eran graves" de acuerdo a la normativa vigente.

"Se trata de un local que fue habilitado recientemente, en diciembre de 2016 como bar. Y en dos inspecciones se constataron faltas graves que ameritaban una sanción", precisó.

Según relató el juez de Faltas, en la inspección del 1º de enero se constató que estaban pasando música alrededor de las 7 de la mañana. Además, se impidió el ingreso de los inspectores al local, obstruyendo la fiscalización.

Una semana más tarde, agentes de la Secretaría de Control se dirigían al local de Echesortu para realizar una nueva inspección cuando se encontraron con la violenta escena en la que un joven de 30 años resultó herido por un disparo. Como consecuencia, el local fue clausurado.

En aquella oportunidad, la Policía de Investigaciones (PDI) había secuestrado numerosas vainas servidas con las que el agresor abrió fuego sobre el lugar.

El juez Laville remarcó que "al pasar música violaron la regulación de la ordenanza de bares". El funcionario aclaró que la tergiversación de rubro en la que incurrieron los empresarios "no está tipificada como tal en el Código de Faltas".

Laville destacó que "al funcionar bajo otro rubro, y no encuadrado en el que se tramitó la habilitación, se saltean exigencias de seguridad y de medidas sanitarias que no se pueden dejar de lado al momento del control y sanción".

La diferencia en el rubro es clave: para locales bailable se exige la apertura de un registro de oposición donde, si el 33 por ciento de los vecinos linderos rechaza el emprendimiento, se frena el permiso.

Para los bares con amenización musical y números en vivo, pero sin baile, no se habilita la opinión de los vecinos. Pero las exigencias en cuanto a medidas de seguridad internas y externas, más cuestiones sanitarias son significativas.

Para un bar convencional las exigencias son menos rigurosas en lo referido a seguridad, y en cambio se acentúan los requisitos bromatológicos tanto para la habilitación como en las inspecciones.

Con la caducidad de la habilitación dispuesta por la Justicia de Faltas, "el bar debe cerrar definitivamente, y en ese local, con esa razón social no puede volver a reabrir", explicó Laville.

De todas formas, en la Intendencia reconocieron que tienen dificultades legales para impedir que vuelva a funcionar en la zona un after tramitado por otras personas.

De hecho, hasta 2015 en Avellaneda y Marcos Paz el local funcionaba bajo el nombre comercial Newton. En septiembre de ese año, tras el revuelo por el crimen de Gerardo "Pichón" Escobar a la salida del after La Tienda, en un sólo fin de semana los inspectores le labraron siete actas por ingreso de personas cuando ya debiera estar cerrado y por pasar música fuera del horario permitido.

Y el 6 de diciembre de 2015, un joven de 19 años fue asesinado de un tiro cuando salía del bar de Avellaneda al 1100 y había reabierto una semana antes tras una clausura.