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19:52:19 08/10/2016

Entró baleado al Heca y quedó preso por el homicidio de un barrabrava de Newell's

El jueves a las 20.30 un auto se detuvo frente a la puerta del Hospital de Emergencias Clemente Alvarez, por calle Vera Mujica. Del vehículo bajó un hombre morocho que se dirigió rápidamente a la guardia mientras el vehículo desaparecía del lugar. Caminaba tambaleando pero estaba consciente, y cuando le preguntaron por su dolencia dijo que le habían disparado "unos muchachos" en la esquina de bulevar Avellaneda y Mosconi, en el ingreso oeste al barrio Acíndar. Además, dijo llamarse Jorge Fabián Leiva, de 32 años y tener como documento el DNI 30.916.629. Pero todo era una mentira. En realidad se trata de Ariel "Tuby" Segovia, de 28 años, sindicado como un "tiratiros" por fuentes policiales y aparentemente la persona que "entregó o participó del crimen de dos caracterizados integrantes de la barra de Newells Old Boys". Como dato final, trascendió que al ser identificado, Segovia le ofreció a los agentes de la Policía de Investigaciones (PDI) que lo apresaron en el Heca "un millón de pesos si lo dejábamos pasar y no le armábamos una causa". Sin embargo, el abogado de Tubi dio otra versión de los hechos.

Los tiempos de la captura no fueron rápidos. Cuando Tubi Segovia llegó a la guardia del Heca apoyaba su mano izquierda sobre la profunda herida que tenía en el tórax. Los empleados del centro asistencial, acostumbrados a esos casos, le hicieron las preguntas de rigor y pasaron el parte al Destacamento policial del lugar. Tubi olvidó su apodo y su mala fama y dio el nombre falso de Leiva. Los guardias del Destacamento escucharon y anotaron. Y el joven quedó internado en la guardia para las primeras curaciones.

Dudas y certezas. 

La mañana del viernes uno de los policías del Destacamento "entró en dudas" sobre la identidad de Leiva y casi al mismo tiempo en las oficinas de la Policía de Investigaciones se conocía un rumor: "Tubi cayó con dos tiros al Heca".

Fuentes oficiales dijeron que a Segovia lo buscaban por varios hechos: su participación en los homicidios de los barras bravas de Newell's Old Boys, Maximiliano La Rocca y Matías Franchetti; y por las muertes del fin de semana pasado de la que resultaron víctimas Alberto "Cachi" Ruiz Diaz y Walter Mena, en las que varios testigos habrían visto al muchacho al mando del Ford Focus blanco en que se desplazaban los homicidas y que luego apareció quemado en la zona sureste de la ciudad.

Mentira corta. Con el dato impreciso de la internación de "Tubi", una brigada enviada por el comisario de la PDI Jorge Fello entró a las 10 de la mañana del viernes a la guardia del Heca. Eran cuatro efectivos y al hablar con el supuesto Leiva le preguntaron quién lo había baleado, por qué estaba ahí, si reconoció a sus agresores y si en realidad él era Jorge Fabián Leiva.

Una fuente policial contó que: "Primero negó todo, pero los muchachos tenían la plana con las fotos de Tubi y con eso, más las huellas digitales, no tuvo muchas más alternativas que entregarse". Sin embargo Segovia, como buen mago escurridizo, guardaba un as en la manga: "Les dijo a los policías: «Mirá, yo soy el Tubi loco. Si querés te compro una casa, un auto. Tengo un millón de pesos y son suyos si no me hacen causa. Reparten y ya fue»". Pero la tentadora oferta fue rechazada y denunciada por los efectivos.

Cuando llegaron los superiores de la PDI al Heca, Segovia ya estaba esposado y con custodia en la guardia. "Le preguntamos qué había pasado y dijo que cuatro muchachos que iban por Avellaneda lo vieron y le empezaron a disparar sin mediar palabras. Dijo que le tiraron seis veces y le acertaron dos. Según Segovia, los agresores estaban muy lejos, a unos cien metros, y no los reconoció", manifestó un efectivo. Y se asombró de la puntería de los tiradores: "Es difícil que te acierten desde 100 metros al cuerpo y con una 9 milímetros".

Así, Segovia quedó detenido por tener un pedido de captura emitido por el juzgado de Ejecución Penal a cargo de la jueza Luciana Prunotto emitido en el año 2012. Por entonces estaba detenido en la Unidad 11 de Piñero por portación de arma de guerra y obtuvo el beneficio de una salida transitoria de la cual no regresó al penal.

Bajo la lupa. Además del pedido judicial por no volver a prisión, el joven está en la mira por varios hechos graves ocurridos en los últimos tiempos. Una serie de llamadas telefónicas interceptadas por la Justicia incriminan a Segovia en la muerte de Maximiliano La Rocca, un barra brava rojinegro muerto el 28 de junio pasado cuando se desplazaba con una mujer en un Volkswagen Gol Trend y, al detenerse frente a una farmacia de avenida Pellegrini al 5300 y bajar para hacer una compra, lo ejecutaron a tiros desde un Fiat Palio que huyó rápidamente del lugar.

También está sospechado de tener algún tipo de vínculo con el crimen de Matías "Cuatrerito" Franchetti, jefe de una de las fracciones que pelean por el liderazgo de la barra brava rojinegra y que la tarde del 7 de junio, cuando salía por la puerta principal del estadio de Newell's fue asesinado a tiros por uno de los ocupantes de una moto roja tipo enduro que lo esperaban a unos pocos metros de allí. Aunque en este caso, sobre Tubi hay menos pruebas.

Los pesquisas también lo ligan con las muertes ocurridas el fin de semana pasado en la ciudad, situándolo a bordo del Ford Focus blanco del que salieron los balazos que mataron a Walter Mena y Alberto "Cachi" Ruiz Díaz.

Nada es así. Cada una de estas hipótesis de trabajo policial fue desmembrada por Marcos Cella, abogado defensor de Tubi Segovia. "Mi cliente es, como principio de todo, la víctima de una balacera e inocente en las causas en que, sin fundamento judicial alguno, pretenden incriminarlo. Y sobre todo, en la nueva causa por cohecho que ahora le inventa la PDI. ¿De dónde va a sacar un hombre baleado y en el Heca un millón de pesos?", se preguntó el letrado.

En lo que se refiere a la posible participación en la muerte de La Rocca, el abogado argumentó que "mi cliente estaba lejos del lugar en que murió ese hombre y las llamadas que dicen tener los pesquisas son charlas de testigos que dicen haber escuchado que mi defendido estaba ahí o cerca. Son eso, charlas de oídas. Nada serio", descalificó.

En cuanto a que podrían haberlo visto a bordo del Ford Focus que más tarde apareció quemado y desde el cual habrían matado a Mena y Ruiz Díaz el fin de semana pasado, Cella sostuvo que "no hay pruebas, ni fotos ni siquiera el auto. Segovia no está ligado a ese vehículo en lo más mínimo. Lo involucran en causas distintas y sin fundamento".

Lo único que aceptó el abogado, y como un profundo error de su defendido, es no haberse presentado al penal luego de la salida transitoria que le otorgaron en 2012. "Es su única culpa. Es una víctima de tiros y ahora le quieren endilgar todas las causas en las que no está ni nombrado por alguien que lo haya visto", dijo indignado.

Mientras los policías se quedaron tranquilos "porque Segovia quedará detenido y eso permite investigar a fondo sin el riesgo de que salga", como dijo una fuente policial, tanto los fiscales que intervienen en las causas de distintos homicidios como el mismo Cella se preparan para afrontar este fin de semana la audiencia imputativa que se le hará a Ariel Tubi Segovia.