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  • Coronavirus: el mundo en crisis

19:52:25 04/05/2016

La crisis política pone a España en un escenario que no tiene antecedentes

El rey de España, Felipe VI, firmó el decreto de disolución del Parlamento y convocatoria de nuevas elecciones para el 26 de junio, agotado el plazo que tenían los partidos para llegar a un acuerdo de gobierno. "No hemos sabido cumplir el mandato de los ciudadanos", dijo el presidente de los Diputados, Patxi López, quien llevó el decreto a la firma del rey al palacio de la Zarzuela. España votó el pasado 20 de diciembre, con unos resultados tan divididos que resultó imposible formar una coalición de gobierno. Los meses de febriles negociaciones que siguieron no dieron resultado alguno. Esto ocurre por primera vez desde que España volvió a la democracia.

Es asimismo la primera vez que el rey, y no el jefe del Ejecutivo, disuelve las cámaras parlamentarias y llama oficialmente a comicios, presicamente porque también es la primera vez que en el país no se logra formar gobierno tras unas elecciones. El de Mariano Rajoy lleva "en funciones", es decir, en modo de interinato, más de cuatro meses y continuará así hasta fines de julio. "Espero que todos hayamos aprendido la lección y que, tras las elecciones, se llegue a un acuerdo de gobierno lo antes posible", advirtió López, el socialista presidente del Congreso de los Diputados más breve en la historia de la democracia española. Asumió el 13 de enero, cuando se constituyó una Cámara en la que la fragmentación y los vetos cruzados entre partidos hicieron imposible lograr un acuerdo para la investidura de un jefe de gobierno. El plazo legal finalizó la medianoche del 2 de mayo. España repetirá pues elecciones algo más de seis meses después de las del 20 de diciembre, confiando en que esta vez los resultados sean diferentes y no se repita la situación inédita de bloqueo político.

El nuevo Parlamento se constituirá el 19 de julio y a partir de ahí las formaciones políticas podrán oficialmente negociar. Ya desde hace días engrasan su maquinaria electoral para la nueva campaña, que arrancará el 10 de junio. La consigna es la austeridad, reducir el gasto ante una cita con las urnas en la que los candidatos y los programas serán los mismos. "Estoy dispuesto a que mi cara no salga (en los carteles electorales)", dijo Mariano Rajoy a los suyos, reunidos en el comité ejecutivo del Partido Popular (PP). "Las campañas no son para hacer amigos ni enemigos. Son para enfrentarnos a nuestros adversarios políticos", sentenció el líder del PP, con quien ninguna otra formación quiso negociar tras las elecciones de diciembre pese a estar al frente del partido más votado.

Rajoy sigue siendo el líder político peor valorado pero el jefe del partido más favorecido en los sondeos. En la encuesta conocida ayer del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS, estatal) le otorgan una nota de 3,43 puntos sobre 10. Ninguno de los otros aprueba tampoco, con la excepción del líder de Izquierda Unida (IU), el joven Alberto Garzón, que saca un 5,23, pero está al frente de un partido que en diciembre obtuvo solo dos diputados. Garzón es en estos momentos el hombre deseado por Pablo Iglesias. El líder de Podemos quiere cerrar con IU una coalición electoral que rechazó en diciembre, con la esperanza de conseguir el "sorpasso" sobre el Partido Socialista (PSOE) de Pedro Sánchez. "Pese a los escollos hay gran voluntad de acuerdo. Es muy posible que tengamos acuerdo en unos días", dijo la portavoz de Podemos Irene Montero tras una nueva reunión entre los partidos.

Los expertos pronostican una caída de la participación por el hartazgo ciudadano ante estos meses de negociaciones que no han llevado a nada. En el "barómetro" del CIS, tres de cada cuatro españoles expresaron su convencimiento de que los políticos "no se preocupan mucho de lo que piensa la gente".