La presidenta Cristina Kirchner aceptó la invitación de su par de Cuba, Raúl Castro, y viajará a ese país para presenciar la misa que el Papa Francisco oficiará en la Plaza de la Revolución de La Habana el domingo 20 de septiembre.

"Durante su estadía en la República de Cuba la presidenta mantendrá reuniones con diferentes autoridades de la hermana nación, en las cuales abordará temas bilaterales y multilaterales", confirmó oficialmente la Cancillería.

De ese modo, el Sumo Pontífice y la primera mandataria concretarán su séptimo encuentro entre visitas oficiales y participaciones en diversas celebraciones religiosas.

Cristina fue la primera dignataria recibida por el Papa luego de ser electo por el cónclave que lo nombró sucesor de Pedro.

El segundo encuentro fue en Brasil, en julio de 2013, cuando la presidenta participó de la misa de cierre de la Jornada Mundial de la Juventud.

Tras esa misa, realizada en la playa de Copacabana frente a millones de fieles de todo el mundo, la jefa del Estado saludó a Francisco, quien le entregó un regalo para su nieto y le bendijo unos rosarios.

Antes de dirigirse al aeropuerto de Galeao para emprender el regreso a Buenos Aires, Cristina señaló: "Miren lo que me regaló el Papa Francisco para Néstor Iván", y mostró un par de zapatitos y medias blancos que le entregó el jefe de la Iglesia Católica.

En tanto, el tercer encuentro entre el Papa y la presidenta fue un almuerzo realizado en la Santa Sede en marzo de 2014.

Tras el almuerzo en la residencia de Santa Marta, Cristina declaró que el Pontífice no estaba "en absoluto" alarmado por la gobernabilidad, como había dicho previamente el jefe de Protocolo del Vaticano, Guillermo Karcher, sino que su "preocupación constante" era el sistema económico mundial. "Me recibió con la calidez de siempre", agregó la jefa del Estado.

La cuarta y quinta reuniones tuvieron como escenario el Vaticano, mientras que la última se desarrolló durante la misa que el Pontífice celebró en julio pasado en Paraguay, donde al finalizar le obsequió una copia de recortes de diarios de época con el rezo del nuncio en Francia y futuro papa Juan XXIII por la salud de Eva Perón.

Al finalizar la misa, Cristina, quien estaba sentada en primera fila, subió a las escalinatas que llevaban al altar e intercambió saludos con Francisco.

Agenda. El Papa llegará a Cuba el sábado 19 de septiembre, a las 16.05 (17.05 de la Argentina), según la agenda oficial publicada por el Vaticano.

El Pontífice estará en la isla hasta el 22 de septiembre. Entre sus actividades, tiene previsto reunirse con el presidente cubano, dar una misa en la Plaza de la Revolución de La Habana y otra en el solar homónimo de la ciudad de Holguín.

También irá a Santiago de Cuba, donde se reunirá con obispos y tendrá un encuentro con familias en la catedral de Nuestra Señora de la Asunción.

Ayer, como anticipo a la llegada del Papa, el gobierno de Castro anunció que indultará a 3.522 presos.

El mismo 22 de septiembre Francisco viajará a Estados Unidos, donde permanecerá durante seis días. Primero irá a Washington para mantener un encuentro con el presidente Barack Obama. También dará un discurso ante el Capitolio y se reunirá con personas sin techo.

Luego viajará a Nueva York, donde asistirá a la asamblea general de la ONU, encabezará un encuentro interreligioso en el memorial del Ground Zero (donde se alzaban las torres gemelas) y una peregrinación en el Central Park. Además, dará una misa en el Madison Square Garden.

Su último destino en ese país será Filadelfia, donde celebrará una misa con obispos, sacerdotes y religiosos en la catedral de San Pedro y San Pablo, sostendrá un encuentro para la libertad religiosa con la comunidad hispana y otros inmigrantes en el Independence Mall, participará del Encuentro Mundial de las Familias en el seminario San Carlos Borromeo y visitará a los presos del Instituto Correccional Curran-Fromhold.

La decisión del Papa de visitar Cuba y Estados Unidos en un mismo viaje no se debe sólo a cuestiones geográficas. Es también un gesto del Pontífice para apoyar el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre ambos países después de más de medio siglo, un logro en el que influyó personalmente.