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22:26:14 07/07/2015

Murió Marcelo Diez, horas después del fallo de la Corte sobre la muerte digna

Marcelo Diez, el hombre cuyo caso permitió que la Corte Suprema dictara un fallo a favor de la muerte digna, murió horas después de la sentencia del máximo tribunal.

Diez, quien permaneció en estado vegetativo desde hacía veinte años, fue desconectado mientras se encontraba internado en una habitación del Luncec en Neuquén.

Antes de que muera Diez y luego del fallo de la Corte Suprema, la familia escribió un mensaje en su cuenta de Facebook y señaló: “Muy pronto el alma de Marcelo será libre. Gracias a todas las personas e instituciones que han ayudado para que se cumpla su deseo de no permanecer vivo en esas condiciones. Nunca más una persona será obligada a vivir sin dignidad y en contra de su voluntad”.

“Su último gran regalo fue que primero la Corte emitiera su fallo, ya que de otro modo, de haber fallecido primero, la causa entablada por los familiares se hubiera declarado abstracta”, dijo Lucas Pica, abogado de la familia.

Marcelo Diez falleció luego de que la Corte emitiera por primera vez un fallo reconociendo la muerte digna, aplicando la ley nacional sancionada hace tres años.

El letrado contó que el joven “estaba muy mal desde hace diez días y se esperaba este final para esta semana, tanto es así que su hermana viajó especialmente desde Buenos Aires y que su otra hermana está volviendo desde Ecuador, en donde reside”.

“Para ellos fue en principio un alivio y después están lógicamente mal, aunque ya se habían despedido de él”, dijo Pica, y aseguró que “fue una larga lucha que culminó con este último regalo que nos hizo Marcelo a todos nosotros”.

Allegados anticiparon que el velatorio será "una ceremonia muy íntima”.

El 23 de octubre de 1994, Diez sufrió un traumatismo encéfalo-craneano severo, politraumatismos graves y epilepsia post-traumática, luego de chocar mientras conducía su moto contra un vehículo en la Ruta 22.

En 1995, luego de diversas intervenciones quirúrgicas y tratamientos médicos, se le diagnosticó estado vegetativo persistente, a causa de las graves heridas y un virus intrahospitalario lo dejó postrado y prácticamente sin actividad cerebral.

Durante los primeros años estuvo internado en una chacra que su familia acondicionó como si fuera una clínica hasta que finalmente lo derivaron a Luncec.

Durante estos años, sus padres murieron y sus hermanas se resignaron, luego de innumerables consultas médicas en las que les comentaron que Marcelo no tendría ninguna posibilidad de recuperación.

Posteriormente, y ante estas respuestas, pidieron que lo dejen morir aplicando la denominada “muerte digna”.