Sea cual fuere el resultado de las elecciones del próximo 14, los taxistas pedirán un aumento tarifario de entre el 27 y el 30 por ciento. Lo harán luego de que los rosarinos concurran a las urnas para no entrar en la atmósfera electoral, pero con la idea de obtener una recomposición desdoblada para julio y noviembre. En forma paralela, el sindicato de choferes abrirá las paritarias la semana que viene para comenzar el debate por una suba salarial. Los titulares de licencias relevaron que el aumento de costos para prestar el servicio desde el año pasado ronda el 57 por ciento.

De a poco, pero con la urgencia de ponerle un filtro al desfasaje que provoca la inflación sobre la prestación del servicio, los taxistas van calentando motores de cara a un nuevo pedido de suba tarifaria.

El año pasado, el estudio técnico del Ente de la Movilidad (EMR) había arrojado un 32 por ciento de incremento de los valores de los viajes en taxi, pero en Servicios Públicos se terminó consensuando un 29 por ciento: se desdobló en un 15 y un 14 por ciento.

Así, para septiembre la bajada de bandera fue de 11,66 pesos, con una ficha de 58 centavos. Y para noviembre, fue de 13 pesos para la bajada de bandera, con una ficha de 65 centavos cada cien metros, al tiempo que pasó a 15 pesos y a 75 centavos, respectivamente, para la tarifa nocturna.

Tanto desde la Asociación de Titulares de Taxis Independientes (Atti) como desde la Cámara de Titulares de Taxis de Rosario (Catiltar) coincidieron en que es necesario volver a poner sobre la mesa un nuevo aumento salarial.

Consultada por La Capital, la secretaria de Servicios Públicos, Clara García, optó por no adelantar una posición al respecto.

“Hay una brecha del 57 por ciento en los costos, pero tampoco nos queremos quedar sin pasajeros”, razonó el titular de Atti, Mario Cesca. El dirigente de los titulares de taxis puso en agenda la paritaria con el Sindicato Peones de Taxis (SPT). “Esperemos que no se dilate mucho la discusión, pero de todos modos si acordamos en un convenio homologado una suba a los choferes, se tiene que dar la misma proporción de tarifa”, agregó Cesca.

El sueldo de un peón de taxi equivale a 8.400 fichas mensuales (5.470 pesos) y opera como una “cláusula gatillo” para aumentar la tarifa. “La idea de firmar un convenio oscila entre el 27 y el 30 por ciento, que se traduce en fichas. Aceptaríamos que sea desdoblado para que el impacto no sea tan grande, con la idea de avanzar luego de las elecciones”, remarcó Cesca.

Análisis. A la hora de explicar el 57 por ciento del incremento en los costos operativos del servicio, el dirigente puso en primer lugar la suba en el valor de los vehículos (los rodados con un valor de 100 mil pesos en 2014 ahora pasaron a 160 mil pesos), la suba de repuestos (una puerta antes valía 2.500 pesos y ahora 5 mil pesos; las cubiertas de 700 a 1.000 pesos o un paragolpe, que pasó de 1.200 a 2.500 pesos) y los combustibles (el metro cúbico de GNC pasó de 4 a 4,60 pesos).

Por su parte, el titular de Catiltar, José Tornambé, ubicó el desfasaje entre un 40 al 50 por ciento. “Estamos esperando que la Municipalidad publique el estudio de costos, pero la suba en el precio de los autos, el seguro, combustible, repuestos, todo sube”, afirmó Tornambé al señalar que el planteo se oficializará tras las elecciones del 14. Transcurrida la fecha comenzarán las rondas de contactos con el Concejo Municipal y el Ejecutivo.

“Planteamos una aumento antes de fin de año, y en marzo o abril ver que pasa, ojalá se pueda frenar la inflación galopante que existe. Acá no hay cuestiones políticas sino la pelea por la tarifa”, esgrimió Tornambé.

El secretario general del SPT, Horacio Boix, consideró que existe “buena predisposición de parte de los titulares” a la petición de una suba salarial de los peones. “Después de las elecciones vamos a profundizar nuestro planteo en el orden del 30 por ciento”, reveló el gremialista para estimar que la suba debería comenzar a otorgarse a partir del mes que viene, y en noviembre una segunda cuota.

En caída libre. A la hora de tomarle el pulso a la demanda de viajes, y de advertir la dificultad que persiste en conseguir nuevos choferes de taxis, Cesca insistió con una abrupta caída en el servicio nocturno. “La pérdida de pasajeros no es sólo por un tema de bolsillo sino por la inseguridad. A las 21, no queda un alma en la calle. El pasajero ocasional de localidades aledañas tiene miedo de venir a Rosario, pero si antes el trabajo empezaba a bajar hacia las 24, ahora a las 21 muere”, graficó Cesca.