Seguínos en las Redes
  • Coronavirus: el mundo en crisis

23:14:48 08/02/2015

El desempleo en la Argentina está entre los más altos de la región

La desocupación en la Argentina, según los registros oficiales, alcanza al 7,5% de la Población Económicamente Activa (PEA). Con este resultado, el país se ubica en el podio del desempleo regional, apenas superado por Colombia (9%) y Venezuela (8%). La recesión persistente y la pérdida de competitividad son las causas de estos registros. Según datos de la consultora Empiria, los países de la región con menos desempleo son Paraguay y Brasil con 5,5%, mientras que Perú tiene 6%, Bolivia 6,3%, Chile 6,6% y Uruguay 6,8%.

Varios analistas privados ponen en duda la medición de empleo del INDEC. Según los datos oficiales, la tasa de actividad en el tercer trimestre de 2014 fue del 14,7% de la población total, el nivel más bajo desde 2003. Las cifras oficiales sugieren que la baja en la tasa de actividad reflejaría cierto desaliento en la búsqueda de trabajo. Para los privados la razón es otra. “La caída de la PEA en contextos de baja del empleo se presenta en países de alto ingreso per cápita. En contextos como el de la Argentina actual, de baja del empleo, aumento del subempleo y caída del salario real, la reacción habitual sería que más integrantes del hogar salgan al mercado laboral, buscando subsanar la pérdida del poder adquisitivo generada por la pérdida de trabajo o el menor salario real”, señala Empiria. Para esta consultora, si la PEA se mantuviera en valores de 2008, el desempleo real sería de 10,6% y se encaminaría al 11% este año, lo que pondría a la Argentina en el puesto más alto de la región. “El estrés del mercado laboral es cada vez mayor”, apunta Empiria.

Desde la Fundación Mediterránea apuntan que por el fenómeno de “desempleo oculto” podría estimarse que unas 800.000 personas se retiraron del mercado de trabajo desde 2007 hasta la actualidad, lo que “podría llevar la tasa de desempleo general de la economía hasta un 12,1%”.

Otra de las razones que explican el retroceso del mercado laboral argentino es el escaso crecimiento de la tasa de ocupación. El panorama laboral de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) indica que entre 2004 y 2014 la tasa de ocupación urbana –la relación porcentual entre los ocupados y el número de personas que integran la población en edad de trabajar– de la Argentina pasó de 52,1% a 53,9%. En el resto de los países de Sudamérica, el promedio de ese indicador pasó de 54,2% a 58,2%.

La información desagregada que publica la OIT muestra que entre los países de América del Sur con mejor desempeño se destacan Uruguay (9,4 puntos porcentuales de incremento en la tasa de ocupación), Colombia (6,9 puntos) y Chile (6,3 puntos). “Salvo Ecuador (-1,8 puntos), la Argentina es el país sudamericano que menos empleos generó durante los años de mayor crecimiento de la economía”, indica un informe de IDESA.

Otra diferencia con respecto al resto de la región es que el aumento en la tasa de ocupación en la Argentina estuvo concentrado en los primeros años del ciclo. “Uno de los factores que explican esta particularidad es que la generación de empleo fue impulsada por la fuerte licuación de costos laborales que produjo la megadevaluación del 2002. Es decir, al contexto internacional favorable se le sumó la situación interna de salarios excepcionalmente bajos. Como era previsible, las remuneraciones tendieron a recuperarse y como los aumentos de salarios no fueron acompañados por políticas que los hicieran sustentables, la creación de empleos se debilitó”, explica IDESA.

Por la caída en la actividad, el empleo privado registrado está estancado desde fines de 2011. “Esto refleja el agotamiento del modelo como consecuencia de la paulatina pérdida de competitividad de la Argentina”, indican desde Empiria. Para estos analistas, el mayor atraso cambiario previsto para 2015, junto con las restricciones a las exportaciones que afectan la producción industrial, permiten prever que el empleo continuará en retroceso en 2015, hasta situarse por encima del 11%.

 

Empleo juvenil

“Esta débil capacidad de generar empleos (y particularmente aquellos formales y de calidad) afecta principalmente a aquellos segmentos donde la acumulación de experiencia y capital humano resulta más frágil. Es este el caso de los jóvenes y, dentro de este conjunto, de las mujeres”, indican desde la Fundación Mediterránea. La investigación realizada por Marcelo Capello, Gerardo García Oro y Laura Caullo señala que “la tasa de empleo entre jóvenes reviste un comportamiento errático y hacia el tercer trimestre de 2014 el indicador alcanzó el nivel más bajo desde 2003, tanto para varones como para mujeres”.

El segmento más crítico es el de quienes tienen entre 24 y 29 años. Entre estos jóvenes, la participación laboral alcanza al 77,5%, muy por debajo de los registros de Francia (86,3%), España (86,8%) y Portugal (87,1%). “Más problemático aún puede resultar el antecedente de que la actual participación laboral femenina en este rango etario (64,6%) resulta ampliamente superada por los demás países incluidos en esta comparación, observando, por ejemplo, que en España un 84,5% de las mujeres de entre 25 y 29 años de edad se encuentran activas”, indican los analistas del IERAL, el organismo dependiente de la Mediterránea.

El relevamiento establece que 6 de cada 10 puestos de trabajo conseguidos por jóvenes son precarios e informales, lo que deja en claro que “hay una significativa cuenta pendiente en materia de generación de oportunidades de empleo genuinas y productivas”.

Los ingresos reales cayeron durante 2014

De acuerdo al INDEC, la remuneración promedio de la economía se incrementó 33% en términos nominales durante 2014, lo cual equivale a una baja de 4% si se descuenta la inflación registrada por el IPC Congreso, del 37% anual. Sin embargo, Matías Carugati, analista de la consultora Management & Fit (M&F), señala que “las estadísticas oficiales podrían estar subestimando la verdadera caída de los ingresos, debido a las sospechas levantadas por la estimación del INDEC de los salarios de los trabajadores informales, para quienes el organismo calcula un incremento anual del 39% nominal”. Por caso, el Salario Mínimo Vital y Móvil (SMVM) – aproximación razonable para la remuneración de los empleados “en negro”– aumentó 33%, tasa similar a la del salario promedio. “Las cifras oficiales dan cuenta de una fuerte caída de los ingresos laborales, la primera desde 2008”, indica Carugati.

Mientras los beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo salieron hechos contra la inflación (lograron un incremento de los ingresos reales del 1%), los jubilados fueron los grandes perdedores. Los haberes de la clase pasiva aumentaron dos veces en 2014, redondeando una suba de 30% anual (11,3% en marzo y 17,2% en septiembre). Esto equivale a una caída de 6%.

Esta dinámica de los ingresos explica por qué el consumo privado se contrajo en 2014. Según M&F, la pérdida de poder adquisitivo sufrida por casi 2/3 de la sociedad (trabajadores y jubilados) tuvo un correlato sobre el consumo. Durante 2014, las ventas en shoppings se redujeron 4,6% en términos reales, mientras que las ventas minoristas relevadas por la CAME bajaron 6,5%. Las ventas de electrodomésticos acumulaban una caída real del 12% a septiembre (último dato), mientras que las transferencias de automóviles nuevos y usados bajaron 17% en 2014. Ni los supermercados se salvaron: las ventas reales cayeron 0,7%.