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12:36:02 01/02/2015

En plena feria judicial se radican unas 38 denuncias diarias por violencia familiar

Sólo durante los primeros 22 días de enero, en plena feria judicial, el Tribunal Colegiado de Familia Nº 5 comenzó a tramitar 658 causas, casi el 86% de ellas por denuncias de violencia doméstica que, en su enorme mayoría, tuvieron como víctima a una mujer. En promedio, de ese tipo hubo 37,6 presentaciones diarias. Y en cuanto a las medidas ordenadas por el juzgado, al día se emitieron 31,3 prohibiciones de acercamiento y 6,3 exclusiones de hogar. Una verdadera radiografía de lo que pasa puertas adentro en muchas casas. Y hay que recordarlo: cuando un violento agrede a una mujer, normalmente también castiga a los hijos, no sólo por la necesidad que tiene de atacar a otros, cuanto más vulnerables mejor, sino también porque suele sentir que de ese modo golpea doblemente a la madre.

   El juez que quedó al frente del tribunal de Familia durante la feria, Marcelo Molina, contabilizó un promedio diario de 44 actuaciones nuevas, es decir, sin contar los expedientes que ya se tramitaban previamente en otros juzgados y que se siguen trabajando durante el receso. En total, al 22 de enero, se sumaron 658 causas.

   De ellas, 564 estuvieron motivadas por situaciones de violencia familiar, lo que representa el 85,71 por ciento del trabajo, a razón de 37,6 presentaciones diarias.

   Al respecto, Molina recordó que “en la feria se trabaja sobre cuestiones de urgencia”, lo que explica ese altísimo porcentaje que, durante el resto del año, cae al 40 por ciento del total de expedientes.

   Aun así, el incremento de causas por violencia familiar —de las cuales “la enorme mayoría obedece a violencia de género y tiene como víctima a una mujer”, afirmó el magistrado— es incontrastable.   Las razones son diversas. De las buenas y de las malas.

   “Por un lado, esta es una sociedad con una raíz de violencia que no es para nada novedosa, una violencia que se puede rastrear a lo largo de décadas como las del 70 y el 80”, graficó Molina, y que “en nuestra vida cotidiana” se expresa hoy en infinidad de conflictos y delitos de lo más variados. Eso, en la columna del “debe”.

   En la del “haber” figuran varios aspectos: que culturalmente se tolera mucho menos la violencia doméstica (y no sólo contra la mujer, sino también la que se naturalizaba hasta hace no demasiado tiempo contra los niños, recordó el juez), que hoy muchas organizaciones sociales y el propio Estado trabajan en la visibilización y concientización de la problemática, y que la propia Justicia se hace cada vez más cargo del tema.

   “Difícilmente venga una mujer a formular una denuncia por violencia de género y se vaya en la misma mañana sin una orden de alejamiento” de su agresor, ejemplificó el magistrado, convencido de que sobre el problema hoy “existe, a la vez, mayor conciencia y mayor respuesta”.

   De hecho, las prohibiciones de acercamiento (de un agresor a una víctima) y, más radicales, las exclusiones de hogar figuran entre las medidas ordenadas por la Justicia para acotar esa violencia.

   Nuevamente, la estadística que registró el magistrado resulta elocuente: durante los primeros 22 días de feria, en el Tribunal Colegiado Nº 5 se emitieron 469 órdenes de alejamiento, a un promedio diario de 31,27, y 95 exclusiones de hogar, a razón de 6,33 por día.

   Por supuesto que aun así siguen siendo dramáticos los índices de violencia familiar. En la provincia, durante el 2014 se contabilizaron al menos diez femicidios (aunque se cree que hay más asesinatos compatibles con esa figura, pero que no fueron caratulados como tales) y el año anterior esas muertes llegaron a 30.

   En Rosario, la trágica estadística se inauguró este 2015 en barrio Parque Casas con la muerte, hace una semana, de una joven de 23 años y madre de dos chiquitos, con miles de otros tremendos ingredientes sociales que contribuyeron al peor de los desenlaces.

   Una desafío severo, que en parte escapa al Poder Judicial, es que esas prohibiciones de acercamiento y exclusiones de hogar realmente se cumplan.

   “El control de esas medidas ya es resorte de la policía y del Ejecutivo”, señaló Molina, aunque también recordó que vienen creciendo las condenas judiciales ante la desobediencia de esas órdenes, hecho que configura un “delito penal”. Y la sanción también contribuye a la efectividad.

   Sobre el límite, “y en el mientras tanto”, existen otras medidas, afirmó la titular del instituto Municipal de la Mujer, Andrea Travaíni, aunque recordó que el papel de los tribunales en la sanción de los hombres violentos y, además, infractores de las órdenes judiciales es un elemento “clave”.

   Por ejemplo, el botón de pánico (en este momento 35 mujeres lo portan en la provincia), el otorgamiento de custodia policial y, en extremo, los albergues municipales para víctimas de violencia familiar, donde hoy se encuentran viviendo en forma transitoria 12 mujeres y 18 chicos, de los cuales 6 y 11, respectivamente, ingresaron sólo en lo que va del mes.

En riesgo. Pero aunque las mujeres, y secundariamente los chicos, sean las principales víctimas en los cuadros de violencia doméstica, cualquiera en situación de fragilidad respecto del agresor puede terminar siendo su blanco.

   “La condición es que esté en una posición vulnerable”, contó Molina. Por eso los ancianos constituyen otro grupo débil. Y aunque estadísticamente no tengan gran relevancia, se dan otras situaciones que también ameritan medidas de protección judicial. Por ejemplo de ex suegras respecto de ex nueras o ex yernos.