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17:34:10 29/11/2014

Los festejos del fin de clases convirtieron al Monumento en un basural

Miles de jóvenes rosarinos festejaron este viernes la finalización de las clases. La celebración dejó como saldo daños en el espacio público más emblemático de la ciudad: numerosas pintadas en el Monumento a la Bandera, con sus escaleras convertidas en un basural a cielo abierto. El bulevar Oroño, el Paseo del Siglo y la peatonal Córdoba también se vieron afectados. El municipio incautó más de cien litros de alcohol, pirotecnia y aerosoles. "Más allá de los excesos, se trabajó bien en la prevención y a diferencia de otros años no hubo enfrentamientos, heridos ni demorados", destacó el secretario de Control, Pablo Seghezzo.

Los alumnos que terminaron  su escuela secundaria se hicieron oír. Desde la madrugada se concentraron en las plazas, y corredores gastronómicos para celebrar junto a ruidosas bombas de estruendo que hicieron despertar más temprano de lo habitual a varios rosarinos.

Cerca de las 7 se acercaron a las puertas de sus colegios para festejar el último día de cursado de quinto año. Allí, la Guardia Urbana Municipal (GUM), mantuvo contacto con los directores de los distintos establecimientos para prevenir situaciones de conflicto.

Ya en el transcurso de la mañana, la movida se trasladó al centro, por el Paseo del Siglo y la peatonal Córdoba. Personal policial, de la GUM y de Gendarmería, se realizaron operativos en las distintas esquinas, requisando bolsos para prevenir el consumo de alcohol y la utilización de pirotecnia.

El punto final de la movilización fue el Monumento. Allí se congregó una multitud que copó con cánticos, banderas, redoblantes y muchos, muchos papeles, las escalinatas del Patio Cívico.

Desde la Secretaría de Control informaron que entre la mañana y la tarde se secuestraron 85 bombas de estruendo, 107 bengalas de humo, 79 petardos, 25 morteros, 15 tres tiros, 8 latas de humo y 20 latas de aerosol.

Además fueron incautadas numerosas cajas de vino y medio centenar de botellas de bebidas blancas. En total, se superaron los cien litros de alcohol retenido en la vía pública.

Si bien el centro y el bulevar Oroño quedaron repletos de papeles, botellas y pomos, la peor parte se la llevó el Monumento. Sus escalinatas se convirtieron en un basural a cielo abierto y además los jóvenes dejaron pintadas en las históricas estructuras.

Al caer la tarde seis recolectores pertenecientes a la firma LimpAR trabajaban a destajo para dejar en condiciones el Monumento. La basura acumulada fue depositada en más de 300 bolsas.

"Nunca vimos algo así, este año dejaron el Monumento hecho un verdadero desastre, eran montañas de hojas (de clase) rotas tiradas al piso que se convirtieron en montañas, no se veían los escalones", contaron Carlos Torres, Sebastián Alegre, Daniel Asensio, Leandro Godoy, Héctor Gómez y Maximiliano Yegro.

Además, "había cajitas de vino, vidrios de botellas de alcohol, pomos por todos lados y pendieron fuego algunos papeles y el piso quedó muy dañado por las llamas", precisaron.

Para el secretario de Control y Convivencia Ciudadana municipal, el balance de la jornada fue positivo. "Se movilizó una multitud de chicos y a diferencia de otros años no tuvimos que lamentar enfrentamientos entre bandas, no hubo heridos ni demorados", apuntó.

Seghezzo destacó la labor preventiva de unos 35 agentes de la GUM en colaboración con la policía y Gendarmería. "Logramos incautar más cien litros de alcohol que de haberse consumido eran seguramente causales de conflicto y se notó la presencia del Estado para disuadir", aseveró.

Según el funcionario, la clave pasa por "aprender a respetarnos entre todos y velar por la seguridad y la salud de los jóvenes. Es importante poder festejar sin dañar el mobiliario público, sin molestar al resto y de la forma más sana posible, con el involucramiento de los adultos".