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22:52:15 09/07/2014

Argentina es finalista en Brasil

Argentina volverá a jugar una final de un Mundial de fútbol tras 24 años y a  28 de su último título, al ganarle a Holanda en una emotiva  definición por penales que le siguió a un empate sin goles en el  colmado estadio Itaquerao de San Pablo, en el que el arquero Sergio  Romero tuvo su noche de gloria.

Como en las dos últimas finales, Alemania será el rival a vencer si el equipo de Alejandro Sabella quiere llevarse su tercera  Copa el domingo próximo en el estadio Maracaná de Río de Janeiro.

Romero, considerado por la Fifa “el jugador del partido” llevó primero tranquilidad al atajarle a Ron Vlaar el penal que abrió la  serie y luego abrió la puerta del festejo cuando se tiró a su  derecha para ahogarle el grito a Wesley Sneijder. Maxi Rodríguez  completó la obra con la misma efectividad que lo hicieron Lionel Messi,  Ezequiel Garay y Sergio Agüero en su vuelta.

La emoción de ver a Lionel Messi en un grito de gol para festejar el pasaje a su primera final del que puede ser su gran  Mundial, a Lavezzi rezando desde el banco, a Romero gritando para darse y  dar fuerzas y el final, con los jugadores en pleno revoleando las  camisetas ante los hinchas que hicieron atronar al Itaquerao.

El cero a cero durante 120 minutos reflejará que los dos tuvieron una excelente defensa, fiel a la exigencia directriz desde los  bancos y que los delanteros no tuvieron chances, aunque las hubo  por filtraciones mínimas, detalles nada más y en ese segmento  Argentina estuvo más cerca del gol, con Higuain y en el alargue con un  cabezazo incompleto de Palacio y remate de Maxi Rodríguez que  terminaron en las manos del arquero Cillessen.

Asimismo, en la única jugada clara de Holanda, sobre el cierre de los 90 reglamentarios, Robben la tuvo a disposición para  fusilar a Romero pero apareció el enorme Javier Mascherano para tapar  con una arrastrada tan valiosa como un gol.

Entre volantes, incluidos Lavezzi y sobre todo Enzo Pérez, de gran partido, y los zagueros, neutralizaron a los tres hombres que  hacen juego, los delanteros Robben y  Van Persie, que se fue de  la cancha sin aparecer .

Los movimientos de Sneijder no alcanzaron para sacar de la línea a Mascherano y Biglia por dentro, los cuatro del fondo, unos  mejor que otros en la marca solidaria, destacándose Garay y sobre  todo Rojo porque nunca dejó combinar a Robben y Kuyt mientras  estuvieron por su lado.

Nunca tan bien funcionó el hilván defensivo, aunque hubo que esperar la chance para que se abran los espacios.

Lo de Mascherano fue de menos a más, se repuso a un par de minutos groggy por un choque de cabeza con Wijnaldum, le sacó como un  fantasma el gol a Robben en el primer tiempo y abortó un atisbo  de jugada similiar en el segundo.

Un tiro libre de Lionel Messi, que atajó el arquero holandés, y un cabezazo de Ezequiel Garay que se fue por sobre el travesaño  fueron las dos únicas acciones con cercanía al gol, contra ninguna  de Holanda, muy fiel a su estrategia de no dar espacios para  salir rápido, aunque Argentina no se lo permitió.

El astro del Barcelona tuvo un partido difícil porque el equipo, aun con Lavezzi, jugó un 4-4-2, Holanda no dio espacios, no  pudo encontrarse con Higuaín y tuvo que intentar un par de veces la  personal, en la que solo pudo arrancarle una infracción a Martins  Indi y su consiguiente amarilla.  

La etapa final tuvo la más clara para Argentina, con una jugada de Pérez que le siguió un centro combado al primer palo, Higuaín  llegó con lo justo y la pelota dio en la parte exterior de la  red.

Sobre el final llegaron la unica de Holanda y las de Palacio y Maxi que parecían más peligrosas de lo que fueron.

Después, lo conocido, lo saboreado, lo deseado y lo sufrido. Queda Alemania, ni más ni menos. Pero la gloria está a la vuelta de la esquina.